Cadenas interminables por Prof. Gloria Cuenca - Runrun

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Como he vivido tanto, recuerdo claramente que en este país no se hacían cadenas, es decir, se encadenaba a los medios nacionales sólo si ocurría un hecho verdaderamente fuera de lo común y se sabía desde el anuncio que se iba a decir algo trascendental.

Muy esporádicamente, como ya he escrito, se hacían las cadenas, se oía el Himno Nacional y todos nos sentábamos frente al televisor o junto al radio con una cierta angustia para ver de qué se trataba.
Con la democracia, se hizo cotidiano sólo hacer una cadena el día del discurso de Año Nuevo. Esta «diarrea» de cadenas (perdón por la expresión escatológica) a la que hemos sido sometidos desde hace 15 años han transformado esa medida, la de hacer cadenas, en una práctica, que lo que produce es fastidio y molestia. Pero, más allá del fastidio que ocasionan, han producido un rechazo a escuchar lo que allí se dice.
Recuerdo la expresión asombrada de una persona del proceso, cuando todos reunidos frente al televisor, en familia, viendo un programa, que nos interesaba a todos por igual, al anunciarse la cadena del difunto presidente, salió una exclamación, en coro: ¡No. No, qué fastidio! En ese momento, a pesar de que no se habla de política cuando estamos reunidos tirios y troyanos, salió el tema de la falta de respeto que implica que haya «una cadena oficial» para decir cuestiones que se pueden informar de otra manera más efectiva y sin atropellar el derecho de los receptores para ver lo que realmente les guste e interese.
El acceso a la información ha sido, prácticamente, bloqueado por el régimen para que no se pueda informar libre, veraz y oportunamente, pues se da una información oficial que, rápidamente, se puede desvirtuar.
Como si fuera poco, ahora se nos amenaza con «Un noticiero de la verdad», que será en cadena no sé si dos o tres veces al día. Lo primero es determinar ¿cuál verdad?, pues será la que ellos quieren que les validen, que la pasan y repasan todos los días por el enorme sistema de información que tienen pero que no tiene audiencia. ¿Por qué será? Sigan creyendo que los venezolanos somos bobos y que no sabemos distinguir la verdad de la mentira, lo malo de lo bueno, lo que sirve y lo que no.

Fuente: Últimas Noticias