«Si hubiese habido un vándalo infiltrado entre los fieles, podría haber lanzado una piedra o algo peor», asegura Diógenes Dantas

El coronel del Ejército brasileño Diógenes Dantas, encargado de la Seguridad en grandes eventos, ha asegurado que el Papa Franciscoquedó expuesto este martes a posibles ataques y ha indicado que si hubiera habido un vándalo infiltrado entre las decenas de personas que rodearon el vehículo cerrado en el que se desplazaba el Pontífice, podría «haber lanzado una piedra o algo peor».

«La salida de los agentes de seguridad fue correcta pero hubo un punto débil en la seguridad del Papa. Eso debe ser evaluado y corregido. Si hubiese habido un vándalo infiltrado entre los fieles, podría haber lanzado una piedra o algo peor», ha asegurado Dantas al diario brasileño ‘O’Globo’, al tiempo que ha apuntado que el riesgo hubiera sido mayor si el recorrido hubiera sido divulgado previamente.

Por su parte, el teniente coronel de la Policía Militar Milton Correa da Costa ha señalado que el Papa Francisco se encontraba en una situación de «vulnerabilidad» y de «riesgo» pues al ir con la ventanilla bajada podría haber sido «víctima de un ataque a muy corta distancia». A su juicio, hubo una «falta de coordinación» y un «número insuficiente de agentes». Asimismo, el profesor de Ingeniería de Transporte de la Coppe/UFRJ Paulo Cezar Ribeiro ha indicado que el «embotellamiento» con el que se encontró el vehículo en el que viajaba el Papa en la Avenida Presidente Vargas «no surgió de un momento para otro» pues «el Centro de Operaciones tiene cámaras instaladas en el centro y debería haber avisado para que se modificara la ruta».

«Lo que ocurrió fue peligroso y no debería haber pasado», ha insistido, al tiempo que ha precisado que hubiera sido preciso una mejor planificación del trayecto, más aún teniendo en cuenta que el Papa Francisco suele romper el protocolo. Esta planificación también ha sido criticada por la profesora de la Escuela Politécnica UFRJ, Eva Vider, que ha subrayado que es «inconcebible» que el Papa o cualquier autoridad que necesite desplazarse por carretera quede atrapado en un embotellamiento.