Editorial El Tiempo: "El premio a Chávez: Un antipremio" - Runrun

CHAVEZ-CENSURA-MEDIOS

 

Cualquier desprevenido diría que se trata de un broma pesada o, en el mejor de los casos, de una muestra de ácido sarcasmo. Pero no. Es verdad: el próximo 27 de junio le será entregado a la familia del fallecido mandatario venezolano Hugo Chávez Frías el Premio Nacional de Periodismo de su país. “Ni Simón Bolívar ni Hugo Chávez fueron periodistas y nunca tuvimos mejores comunicadores que ellos dos”, aseguró la comunicadora Lil Rodríguez, directiva del canal estatal TVes al justificar la decisión.

Tan pronto se supo la noticia, en las redes sociales más de uno ironizó. Se dijo que el siguiente galardón sería para el también fallecido dictador chileno Augusto Pinochet por su enconada defensa de los derechos humanos. Y es que así como este cometió todo tipo de atropellos contra quienes se le opusieron, a Chávez se lo recuerda, entre otras cosas, por su mínimo margen de tolerancia frente al periodismo crítico de su gestión.

Esta sensibilidad se expresó, y se expresa todavía, en la persecución contra los medios que se resisten a hacer parte del coro adulador de la revolución bolivariana. Tal hostilidad se ha cristalizado, entre muchos otros episodios, en el cierre de emisoras, en multas contra los canales no sintonizados con el oficialismo, así como en la no renovación de la concesión a uno de ellos: Radio Caracas Televisión. También se ha materializado en leyes como la de Telecomunicaciones y la de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, restrictivas de la libertad de expresión.

Sin lugar a dudas, el carisma del fallecido mandatario le permitió cultivar extraordinarias habilidades comunicativas. El problema es que el periodismo no se agota ahí. Quienes en él se destacan lo hacen por su fidelidad a la verdad, más allá de militancias o ideologías y manteniendo siempre una prudente distancia del poder.

Sería, en últimas, algo anecdótico y paradójico este póstumo galardón, de no ser porque, a juzgar por las señales en este campo que ha enviado el sucesor del premiado, el panorama no ha cambiado. Al contrario, tiende a empeorar. Y es que lo que todos quisiéramos que fuera un mal chiste parece, más bien, un preocupante augurio.
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