¿Viene una guerra? ¿Se necesitan cien mil fusiles para detener a los conductores que manejan ebrios? por Luisa Pernalete - Runrun

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Hace unos días circuló una noticia sobre «las inversiones» en armas de nuestro gobierno, que tal vez, por estar ocupados en perseguir la harina y el papel sanitario, pasaron desapercibidas; creo que debemos hablar sobre el asunto.

Según una nota de la agencia EFE del 13 de mayo, Venezuela ha gastado 11.000 millones de dólares en material bélico. La cifra la daba el director deRosoboronexport, exportadora estatal rusa. Helicópteros, carros de combate, cien mil AK 103, entre otras menudencias. Leyó bien: ¡cien mil fusiles!

Después de repensar la nota, surgen algunas preguntas, ¿acaso me perdí de algo y algún país vecino nos ha amenazado con invadirnos? ¿Se necesitan cien mil fusiles para detener a los conductores que manejan ebrios? ¿Fusilarán ahora a los estudiantes que protesten? ¿Con armas largas se impedirá que adolescentes sigan desertando de los liceos e ingresando a pandillas? ¿La H1N1 se detendrá con municiones? ¿Esas armas servirán para que «aparezca» el papel sanitario? ¿Pasarán por las armas a los corruptos? ¿Los cien mil AK disciplinarán a los motorizados infractores? ¿No teníamos una Comisión Presidencial para el Desarme? ¿Se desarma por un lado para armar por otro lado? ¿No tenemos ahora un Ministerio de Justicia y… Paz?

No sé qué piensan ustedes, pero me parece que no son armas lo que se necesita para enfrentar los problemas del país. Pienso que ese dinero podría tener otros destinos más nobles. Propongo algunos: cien mil bloques para construir las 3.500 escuelas que la ministra reconoce que hacen falta; aumentar el salario de los profesores de las universidades -favor no olvidarse de los docentes de los Colegios Universitarios de Fe y Alegría que trabajan por puro amor-; formación de cien mil recreadores para que los niños y niñas de las comunidades populares tengan planes vacacionales y no terminen reclutados por las pandillas; creación de unas cien unidades de desintoxicación para ayudar a los adolescentes iniciados en las drogas; contratación de centenares de psicólogos, psiquiatras, terapeutas, orientadores para transformar los barrios adentro vacíos en Centros de Orientación Familiar; cien mil becas para los bachilleres que quieran estudiar Educación; cien mil guarderías para que las madres de sectores populares tengan con quien dejar a sus hijos mientras trabajan; cien mil mesas redondas para que los vecinos se encuentren con «el otro»; … en fin, podría proponer más ideas luminosas, ahí dejo algunas.

Definitivamente, esos millardos deberían ir para la construcción de la paz y no para una guerra que aún no sabemos con quién la tenemos.

lpernalete8@gmail.com

Fuente: El Universal