El chavismo aceleró en las últimas horas la ofensiva para controlar el canal de noticias Globovisión para mitigar los efectos del explosivo audio que reveló la oposición y con el objetivo final de silenciar a Henrique Capriles.

La mitad no oficialista del país sintió el avance sobre el que era el último canal independiente como un puñetazo mediático.

La primera medida fue la salida del programa semanal Aló, Venezuela, de Ismael García, diputado opositor que presentó el polémico audio del periodista ultrachavista Mario Silva, que desnudó la corrupción y las luchas internas del gobierno. La excusa oficial fue que el dirigente de Avanzada Progresista será candidato en las elecciones municipales, aún no convocadas.

El segundo golpe dejó boquiabierto al país: la prohibición de transmitir en directo el acto público de Capriles en Lara, el viernes pasado. Y el tercero fue consecuencia del segundo: el cese del periodista Kiko Bautista, presentador del programa Buenas n oches, tras emitir imágenes del mitin.

El histórico encuentro en el Palacio de Miraflores entre Nicolás Maduro y los nuevos dueños de Globovisión, algo impensado durante una década, ya había alertado el miércoles a la oposición. «Vamos a un nuevo tipo de televisión donde la verdad sea sagrada», vaticinó el vicepresidente Jorge Arreaza. Sus invitados se pusieron manos a la obra.

El terremoto político provocado por las revelaciones del que fuera el periodista favorito de Hugo Chávez al jefe de la contrainteligencia cubana precipitó un proceso que se presuponía más lento y menos virulento.

La reunión en Miraflores, algo impensable hasta hace unos días, estuvo rodeada de sonrisas y halagos mutuos. Así lo confirma la foto oficial. Maduro, con buzo con los colores de Venezuela y gorra calada, presidió el encuentro. A su izquierda, los tres nuevos directivos del canal: el presidente Juan Domingo Cordero; Raúl Gorrín, principal accionista, y Gustavo Perdomo, todos abogados ajenos a los medios, con fama de testaferros chavistas y que ya trabajan juntos en Seguros La Vitalicia.

Y los tres vinculados con Alejandro Andrade, verdadero hombre fuerte en la sombra y uno de los principales representantes de la «boliburguesía», el estamento que se enriqueció durante los años chavistas. Andrade, que fue tesorero nacional y viceministro, se vio involucrado durante los gobiernos de Chávez en varios escándalos financieros.

Frente a ellos, Arreaza; Cilia Flores, la esposa de Maduro «primera combatiente revolucionaria», y Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional. La presencia del jefe del ala militar no es casual: en círculos políticos y económicos se lo relaciona con Andrade. Ambos pertenecen a la misma promoción de la Academia Militar y comparten amistades.

Parte del país opositor defraudado con su televisión pasó al contraataque en las redes sociales. Tuiteros posicionaron como método de protesta la etiqueta #YaNoSigoGlobovision, lo que provocó que la cuenta del canal en la red social comenzara una paulatina pérdida de seguidores, en torno a 200.000. Por ahora.

«Lamento mucho, debo decirlo, llegando a este acto me dijeron que esta asamblea ya no iba a ser transmitida por Globovisión. Cada vez están tratando de hacer más difíciles las cosas», se quejó Capriles el viernes.

«Realmente lamentable el desmantelamiento progresivo de Globovisión», manifestó el escritor Leonardo Padrón, que participó en el último Buenas n oches.

El líder opositor, en horas de la noche, avisó ayer al país: «Les doy algunas informaciones importantes». «Una manada de corruptos está por comenzar la estampida», dejó escrito en su columna semanal.

Diputados opositores adelantaron que en las próximas horas se revelará el segundo audio del Silvagate, con la muerte de Chávez como tema principal. «Es terrible, escalofriante, están muertos de miedo», adelantó el diplomático panameño Guillermo Cochez, muy vinculado con un diputado de la alianza democrática.

«Están preocupados -confirmó Ismael García-. Voceros del gobierno me preguntan si se nombra a alguno de ellos.»

Con las nuevas restricciones en Globovisión, la persecución que ya sufren en cinco canales públicos y la cobertura política light (bajo constante presión gubernamental) de las dos privadas, Venevisión y Televén, Capriles y sus aliados se ven abocados a comunicarse con sus seguidores y con el mundo a través de Twitter y de algunas pocas atrevidas plataformas digitales.

Fuente: La Nación (Argentina)