¡Ya basta! por Mario Beroes - Runrun
Sendai Zea Mar 12, 2012 | Actualizado hace 12 años
¡Ya basta! por Mario Beroes

Llegó el momento de decir ¡basta! Llegó el momento de no aceptar más amenazas, insultos, insinuaciones, golpes y maltratos. Han sido 14 años de aguantar, de bajar la cabeza, de no responder; de ni siquiera verlos a la cara. De ver y sentir como nos vejan, como nos dejan sin casa, sin trabajo, sin vida propia, y no tener más remedio que apretar los puños y voltear la mirada. De sentir que nos pisotean, y lo peor, que se burlan de nosotros de la manera más descarada y frente a nosotros.

 

¿Es que no somos iguales; que no somos tan venezolanos como ellos? Ya basta de sentirnos parias, de cambiarnos de acera, de bajar la voz y tragar grueso mientras ellos se pavonean con su arbitrariedad y su malandrismo. De tener que aceptar lo inaceptable y rumiar entre dientes una grosería. Ya basta de mostrarles temor, cuando sabemos que son menos y que ellos sí son unos cobardes.

 

Ya basta de ver como manipulan la justicia a su favor y de la manera más descarada. De ver como se violan las normas nacionales e internacionales del derecho, de la justicia, de la lógica. Ya basta de ver como hacen lo que les da la gana; de ver que son «guapos y apoyaos», cuando realmente son un montón de cobardes que se sienten protegidos por ese «poder relativo» que es el estar en el gobierno.

 

Después de leer las declaraciones del presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, justificando los hechos acaecidos el domingo pasado en la placita de Cotiza. De tener la desfachatez de decir que «esa es la manera como debe reaccionar la gente frente a los partidarios de la oposición», creo que ya hemos llegado al punto de no retorno. Ya es suficiente de que nos llamen: «traidores, vendepatria, escuálidos, cochinos, majunches, bolsas, imperialistas y un sinfín de epítetos más…(Lástima no tener la lista hecha por mi amigo y colega, Ronald Nava, que creo recogía toda la «catajarra» de insultos); pero repito, ya llegamos al llegadero ¡No más!

 

Lo que pasó el domingo 4 es el inicio de lo que nos espera. Los que actualmente detentan el poder no están dispuestos a perder, a reconocer que su tiempo pasó; que el país pide un cambio y no es el prometido por aquel Hugo Chávez, que victorioso y exaltado se quitó la corbata en la antigua (y expropiada) sede del Ateneo de Caracas, prometiendo un cambio que jamás llegó. Que los venezolanos no quieren más imposiciones, más dirigentes «majunches» (y aquí sí queda bien utilizado el adjetivo calificativo, ya que se aplica a los funcionarios públicos que han desfilado por este gobierno y han sido realmente ineptos). Que el país entero se quedó esperando por un río Guaire limpio, una solución habitacional sin necesidad de tener que usar franelas y gorras de color rojo; por un sistema de seguridad social eficiente, donde no estemos en manos de «médicos integrales», que no son ni lo uno ni lo otro, y por efectivos policiales que además de infundir seguridad, también nos demuestren que son «efectivos» en el cumplimiento de sus funciones. Nos hartamos de la regaladera de dinero a otros países que jamás van a cancelar esa deuda; de un Presidente que se cree «líder intercontinental» y ni siquiera es respetado por sus vecinos. Nos hartamos de las mentiras y de actuar de buena fe y que al final, ellos, el gobierno, haga lo que le da la gana, como ha pasado con el nuevo reglamento de deportes, entre muchísimos otros casos.

 

Estamos cansados, por no decir hartos de tanta vejación, de tanta humillación. Las palabras de Cabello, unidas a las del vicepresidente Elías Jaua, (aquel mismo que los años 80, en los alrededores de la UCV se dedicaba con otros secuaces de Ruptura y el CLP a quemar autobuses y vehículos particulares o públicos. Porque yo sí me recuerdo Elías), quien dijo que «habían tomado el poder para no dejarlo nunca». Pues no, todo tiene un límite, un tiempo establecido y el de este gobierno está llegando a su fin, y la primera campanada fue el 12 de febrero.

 

Y es aquí donde insisto en la necesidad de perder el miedo; de no seguir aceptando más humillaciones y de actuar cada vez más apegados a las normas democráticas. No es que salgamos a caernos a trompadas y a tiros con ellos, que es lo que muchos del Psuv quisieran. De ahí a la guerra civil, no hay mucho. Eso no es lo que debemos caer. Seamos inteligentes y prácticos. La campaña electoral será muy sucia; acciones como las de Cotiza se repetirán con seguridad y a esto se unirán acusaciones sin fundamento, montajes, extorsiones y cualquier cosa escatológica que puedan producir las mentes de los cagatintas, ¿moderadores de TV? y demás funcionarios tarifados de este gobierno. Por cierto, un gobierno que no acepta ningún tipo de acercamiento o de posibilidad de confraternizar, como sucedió en el estado Falcón entre Capriles y el locutor de VTV, al cual en esa cochinada de programa nocturno le dijeron hasta de que mal iba a morir. Eso no puede ser.

 

El Estado debe avocarse a ofrecernos seguridad, salud y educación. Para lo demás debe estar el sector privado, que de la mano con ese Estado construya, planifique, desarrolle y realice lo que los ciudadanos necesitamos. No queremos un Estado entrometido en áreas, que no es que sean de su incumbencia, pero que con solo dictar las normas claras y precisas, puede controlar y dirigir sin caer en la necesidad de expropiar y de ocupar «porque me da la gana».

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