El cuento de los 10 millones de votos por Juan Carlos Zapata - Runrun

Chávez cree firme  en la ecuación de que a más empleados públicos son más los votos. Por eso aceleró entre 2009 y 2010 la toma de empresas. Y como dijo: el Estado ha incorporado más de 3 millones de empleados. Y claro, con los mecanismos que brinda en el poder, el sector público movilizado ayer 1 de mayo, lo arropa en loas y anuncia alianza eterna entre la clase obrera y el líder. El líder corresponde con una nueva Misión, para que haya más empleados públicos y por tanto, más votos. Ante esa marea humana, relanza la meta de los 10 millones de votos para el 2012. La realidad no es tan roja. Más bien colorada. Ya Chávez perdió la primera enmienda donde los empleados públicos hicieron la diferencia. Y en las últimas elecciones presidenciales se quedó bien abajo de los 10 millones, porque los empleados públicos tampoco lo votaron como él aspiraba. ¿Y quiénes hicieron la diferencia en gobernaciones como Miranda, Táchira para que ganara la oposición? ¿O en la alcaldía Metropolitana de Caracas? No sólo los empleados públicos. También entre los beneficiarios de las misiones ha habido mucho voto corrido. El secreto de todo está en el voto secreto. Una bandera que la oposición no debe soltar. Hay que recordar el tiempo adeco. En las últimas elecciones la Operación Galope ya resultaba contraproducente, pues los adecos creían estar movilizando votantes a favor cuando en realidad votaban por el contrario. La cifra de los 10 millones, eso sí, opera como un reto lanzado a la estructura del PSUV. Y la dirigencia así debe entenderlo, pues bien fresco en la memoria debe estar el resultado de las parlamentarias del año pasado de las que la oposición emergió con un porcentaje, 52%, que es mayoría. Y de plano, Chávez parece subestimar al candidato opositor y al esquema unitario que los partidos han plantado. Es otro tiempo. Si el escenario lo tuviera fácil, no estaría sacándole tanta plata a PDVSA para financiar la campaña. Que plata es lo que le sobra. No votos.