En un día “normal” en la emergencia del Hospital Universitario de Caracas y del Hospital Vargas es difícil conseguir una cama para ingresar a un paciente
lanca González.- En un día “normal” en la emergencia del Hospital Universitario de Caracas y del Hospital Vargas es difícil conseguir una cama para ingresar a un paciente.
En el Universitario hay que sortear primero el filtro de los milicianos que resguardan el centro asistencial.
Los pacientes llegan básicamente en motos y carros particulares. Dentro, los doctores dijeron hacer magia, pues no hay gasa ni yelcos para tomarles las vías intravenosas.
Allí se dispone de 20 camas a lo sumo para atender las emergencias y la mayoría aguarda en los pasillos un turno para ser atendido.
“No estamos dotados para una emergencia grande, y para asfixiados y heridos de bala, menos”, se queja un trabajador que no quiso dar su nombre. Además advirtió que de allí se han robado material, equipo y camas pese a la vigilancia de la milicia.
Fuera, los familiares de los pacientes de la emergencia acampan con toallas, sábanas, cobijas y colchonetas, que más temprano que tarde les pedirán. Varios consultados se quejaron de la “vigilancia política de las milicias”.
ÚN buscó al director del Universitario, José España, pero no pudo ser localizado para conocer su versión.
En San José. En el Hospital Vargas también abunda la seguridad. Están uniformados, como civiles, van en motos, a pie. “No es posible que lo traten a uno como un delincuente”, “te revisan como si fueras un ladrón”, “aquí hasta las paredes tienen oídos”, “en el anexo, detrás de la emergencia, los tupamaros tienen su cuartel, en todo un piso al que nadie tiene acceso”, manifestaron varios pacientes.
Trabajadores indicaron que allí atienden a todos por igual, “nunca devolvemos a nadie” y refieren que la emergencia cuenta con 27 camas, pero consideran que no es suficiente.
Al respecto, José Carrillo, director del hospital, asegura que están dotados de insumos y materiales. Con respecto a los rumores sobre los tupamaros, señala: “Es falso. Allí duermen muchachos que se recuperan de las drogas, limpian el hospital e impiden robos”.
