Diálogo de cinco estrellas o la flor que podría retoñar
Diálogo de cinco estrellas o la flor que podría retoñar

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Conos, patrullas, efectivos de la GNB y PNB, guardaespaldas y un operativo inusual de seguridad rodeaba la escena del Hotel Meliá Caracas, cerca de las 5:00 de la tarde de este viernes los rumores iban y venían en el Lobby: Que si Zapatero había entrado y salido, que si Jesús «Chúo» Torrealba se asomó, que Maduro dijo que no iba y después cambió de opinión. La desinformación era la constante en la segunda jornada de diálogo entre gobierno y oposición, un limbo en el que quizás también se encuentren los venezolanos en cuanto al alcance de las conversaciones entre las partes.

El primero en caminar por la lujosa recepción del hotel cinco estrellas fue Timoteo Zambrano, los periodistas confinados al fondo de la planta baja, miraban el movimiento detrás de un cordón de seguridad, mientras un canoso ejecutante tocaba un pulcro y nítido piano en medio del salón. Una escena que ni el director de cine Federico Fellini hubiese imaginado.

Al ritmo de Flor sin Retoño, uno de los responsables de la seguridad daba las indicaciones para acceder al Salón Río Caroní. Al principio había una lista de medios autorizados por la Cancillería, luego una de las periodistas sacó una libreta y empezó a anotar a los presentes. Ejercicios en vano para que cuando llegase la hora de ingresar reinara la anarquía: Sálvese quien pueda, camarógrafos y fotógrafos primero.

Posterior a varios regaños y llamados al civismo, un miembro del protocolo facilitó el ingreso de los representantes de los medios al Salón, uno por uno, como si se tratase de niños de primaria. Pasado el escollo inicial y la adrenalina, llegó el momento de aterrizar en la más profunda letanía e incertidumbre. Seis sillas vacías flanqueadas con las banderas de Venezuela, el Vaticano y Unasur adornaban un podio que prometía ser el hogar de una noche larga.

En otra sala, a escasos metros, los representantes de la oposición; Torrealba, Zambrano, Carlos Ocariz, Juan Carlos Caldera, Henry Falcón y Luis Aquiles Moreno y del oficialismo; Jorge Rodríguez, Roy Chaderton, Elías Jaua y Tarek El Aissami deliberaban con la venia del Nuncio Apostólico, Aldo Giordano, el enviado del Papa, Monseñor Claudio María Celli y los expresidentes de Unasur, José Luis Rodríguez Zapatero, Ernesto Samper, Leonel Fernández y Martín Torrijos.

El Aissami fue el sorpresa chavista de la segunda ronda de diálogos, aparentemente venía a llenar el vació parcial que dejó en las tertulias, la Canciller de la República, Delcy Rodríguez; por la oposición el line up fue bastante parecido al anterior, salvo por el debut de Caldera.

El presidente Nicolás Maduro no asistió, pero mandó con el alcalde del Municipio Libertador un documento especial por la paz y en rechazo a la violencia.

Mientras algunos periodistas se estiraban y otros bostezaban, un botones subía unas escalinatas con un termo de café. El destinatario de la bebida sabía que debía mantenerse despierto hasta altas horas de la noche. Dichoso el que puede tomar café cuando quiere.