Videos son claves en el caso Robert Serra
Videos son claves en el caso Robert Serra

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Ronna Rísquez

La noche del primero de octubre los gritos desgarradores de Jesica Contreras rompieron el toque de queda que la inseguridad impone a los vecinos de las esquinas de San Pascual, Nazareno y San Fernando, en La Pastora. De inmediato, la calle diagonal a la Unidad Educativa República de Bolivia se llenó de gente, después de patrullas y luego de ministros, parlamentarios y dirigentes políticos de todos los niveles. Algo terrible había sucedido: el diputado oficialista Robert Serra y María Herrera, una de sus asistentes, habían sido asesinados a puñaladas, en el interior de la casa número 120.

El lamento de Jesica, una de las tres jóvenes que compartía la vivienda con el diputado Serra, pudo más que el temor de los vecinos, que salieron de sus casas para consolar a la muchacha y constatar el macabro hallazgo. Al entrar a la vieja casona, en remodelación, se encontraba el cadáver de Herrera, quien tenía 5 heridas de arma blanca en el cuerpo. Luego, en el piso de arriba estaba el cuerpo de Serra, maniatado y amordazado, con más de 30 heridas punzo-cortantes.

Las dos puertas de la entrada principal de la vivienda estaban intactas. La reja de metal guardaba todavía algunos rastros de sangre, la vieja puerta de madera que da el acceso final a la casa tampoco había sido violentada. El portón blanco en forma de garaje también estaba en perfecto estado. Todo parecía normal, solo las 6 cámaras de seguridad ubicadas estratégicamente, dos en la antesala y cuatro en el interior de la residencia, guardaban como testigo silente los detalles del crimen. “Todas estaban funcionando y estaban encendidas. Anoche se las llevó el Sebin”, explicó Robert Serra, padre del parlamentario, quien de manera diligente respondió algunas preguntas.

La mañana del jueves la rutina de los habitantes de la calle que va de las esquinas de Nazareno a San Fernando fue alterada por una amplia presencia policial. Funcionarios del Cicpc recorrían insistentemente las adyacencias de la vivienda donde fue asesinado el parlamentario. Intentaban identificar cámaras en residencias o comercios del sector para verificar el contenido de las grabaciones. Se toparon con la sorpresa de que algunos de los videos ya habían sido retirados del lugar por funcionarios de otros cuerpos de seguridad.

“Nosotros tenemos una cámara. Pero esos equipos se los llevó anoche el DIM (funcionarios de la Dirección de Contrainteligencia Militar), como a las 10:00 de la noche cuando estaba el ministro aquí”, contó el propietario de un abasto ubicado a pocos metros de la casa del diputado.

El comerciante fue visitado incluso por el subdirector del Cicpc, comisario Douglas Rico, quien acudió a La Pastora al mediodía del jueves para supervisar directamente las investigaciones. Más de 30 hombres de la policía judicial se encontraban recolectando evidencias y realizando pesquisas en la vivienda del diputado y en las adyacencias. Algunas de las comisiones permanecieron en La Pastora desde la noche del miércoles hasta el mediodía del jueves. En el sitio también estuvo un equipo del Ministerio Público.

Los funcionarios de la policía científica obtuvieron finalmente los videos de al menos dos establecimientos ubicados entre las esquinas de Natividad y San Fernando. De uno se llevaron las grabaciones de cuatro cámaras que permiten captar imágenes desde distintos ángulos, indicó uno de los empleados del lugar.

 

Homicidas cargaron con armas largas

 

Desde hace un año y 11 meses el diputado Robert Serra ocupaba el número 120, entre las esquinas de Nazareno y San Fernando en la parroquia La Pastora. La vieja casona pintada de crema y rojo, con puertas de madera y platabanda, era escenario de frecuentes reuniones políticas que realizaba el parlamentario. Compartía la vivienda con su padre Robert Serra y sus tres asistentes: María Herrera, y las hermanas Jesica y Rosalba Contreras.

“Era en un hombre sociable y amable. Siempre saludaba y compartía con la gente cuando organizaba los mercales en la cuadra de arriba. Pasaba por aquí con sus escoltas en motos y a veces se detenía a conversar”, cuenta un vecino de la cuadra de Natividad.

La noche del miércoles primero de octubre, el diputado Robert Serra llegó a su casa poco antes de las 7:00 pm escoltado por dos de sus cuatro guardaespaldas (tenía dos de la GNB y dos de Policaracas). A las 7:30 pm decidió despachar a sus escoltas y se quedó en la vivienda junto a María Herrera. “Siempre los despedía un rato después de haber llagado si no tenía ninguna actividad”, explicó su padre, quien a las 6:00 pm tuvo el último contacto con su hijo. “Le escribí un mensaje diciéndole que esa noche no iba a dormir a la casa porque me iba a quedar trabajando en la zona de Charallave. Él lo recibió pero no me respondió”, dijo Serra quien es supervisor de ventas.

Se presume que pasadas las 8:00 pm desconocidos ingresaron a la residencia del parlamentario sin forzar ninguna cerradura. “Aquí no se sintió nada. Yo solo escuché ladrar al perro como a las 8:30 de la noche. Y un rato después, como a las 9:00 pm, oímos los gritos de la muchacha que los consiguió. Decidimos salir y ella estaba tirada en la puerta llorando”, contó una de las vecinas de las casa de al lado, que prefirió no dar su nombre.

“Esa fue Jesica Contreras. Ella siempre llega de la universidad como a esa hora. Ella le hacía el trabajo de prensa y las fotos a mi hijo y vive aquí con su hermana Rosalba”, explicó el padre de Serra.

Antes de los gritos de la joven, el hijo de una vecina que vive varias casas más abajo, observo un movimiento sospechoso en la casa de Serra. “En la entrada estaban estacionadas y encendidas dos motos blancas de alta cilindrada y la puerta de la casa de estaba abierta”, relató la mujer, que fue visitada ayer por funcionarios del Cicpc. Otro vecino, cuya identidad no puede ser revelada por razones de seguridad, permaneció declarando en la policía científica hasta el mediodía de este jueves.

El ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres, informó en rueda de prensa que el asesinato del diputado Serra “obedeció a una macabra encomienda. Estamos en presencia de un homicidio intencional, planificado y ejecutado con gran precisión. Según las evidencias obtenidas fue un homicidio planificado, organizado al detalle y con mucha técnica”.

Según versiones extraoficiales seis personas habrían participado en el asesinato del diputado Serra. En el lugar fueron vistos dos hombres vestidos completamente de blanco, con atuendos similares a los usados por practicantes de la santería. Los homicidas se habrían apoderado de un fusil M-16, un fusil AR-15 y tres pistolas. Utilizaron un vehículo y dos motos.

Habitantes del sector conversaban sobre lo ocurrido y expresaban su consternación y rechazo. “Era un buen muchacho. Tranquilo. Siempre le traía regalos a mis nietos y los otros niños de por aquí. Era una persona muy colaboradora, que ayudaba a todo el mundo”, dijo Reina González, entre lágrimas. Con su negocio le hacía trabajos de herrería y plomería a la residencia del parlamentario.

Un hombre de aproximadamente 50 años de edad observaba el movimiento policial sentado en una moto, comentó que venía del 23 de Enero donde el diputado asesinado había hecho un importante trabajo con los colectivos. “Tengo muchos amigos por Negro Primero y aquí en La Pastora también hay colectivos”, dijo.  En el año 2010, Robert Serra recibió el apoyo de 13 colectivos de la parroquia 23 de Enero en su campaña parlamentaria.

La fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz designó a Juan Carlos Tabares, subdirector de delitos comunes, y a la fiscal 36 Johana Peña, para dirigir las investigaciones. El diputado Robert Serra es velado en capilla ardiente desde el jueves en la tarde en la sede de la Asamblea Nacional.

 

Cuando Aristóbulo conoció a Robert

“No tengo palabras…No creo lo que está pasando…Estoy pasando un dolor terrible…”, decía entre pausas y suspiros profundos Robert Serra, padre del diputado asesinado.

Parado detrás de la reja de la casa que su hijo compró en noviembre de 2012, el hombre muy afligido respondió con amabilidad algunas preguntas. “Era un excelente hijo. No tenía frenos, iba a seguir surgiendo”, apuntó, mientras recordaba que el parlamentario siempre que tenía la oportunidad decía que llegaría a ser presidente de la República.

El padre de Serra destaca entre las virtudes de su hijo que el joven había logrado “entrar con su labor política y social en la parte más radical del 23 de Enero. A él se le llegaba facilito. Le gustaba ayudar a los pobres y a los niños”.

Con una sonrisa tímida soltó que el diputado era amante del beisbol y fanático de los Navegantes del Magallanes. También le gustaba leer, especialmente libros de política que trataran sobre socialismo.

Robert Serra tenía 27 años de edad, era el mayor de tres hermanos (un varon de 18 años y una hembra de 16 años). Era abogado egresado de la Universidad Católica Andrés Bello.

“Creo que él entró en la política por una situación que le ocurrió con una amiga de la universidad que tuvo un problema con unas notas y él la acompañó al Ministerio de Educación para pelear por ella. Ahí conoció a Aristóbulo (Istúriz) y me imagino que él le vio condiciones por la forma en que discutía”, contó el padre, que se enteró de lo sucedido a su hijo ayer en la mañana. Se encontraba en el hotel Char