Con un boleto cuyo costo es simbólico (Bs 4), el servicio del Metro no es autosustentable. Para muchos usuarios, las fallas constantes del sistema tienen su origen en la desinversión y la falta de mantenimiento.

Además de la taquilla, las otras dos fuentes de ingresos propios del Metro son los alquileres de los locales comerciales y la publicidad que se coloca en las carteleras o trenes. Pero este espacio ha ido en detrimento y en lugar de anuncios publicitarios, se exhibe la propaganda del Estado. Al precio actual del boleto simple, el Metro necesitaría una semana de operación para obtener un dólar, al valor del mercado paralelo.

Según estimaciones de Ricardo Sansone, coordinador de la Organización Familia Metro, si se equipara a los índices de la inflación estimada en Venezuela para febrero de este año que era de 3.000%,  la tarifa de un viaje en el Metro debería ubicarse en 39.240 bolívares. Recordó que en un estudio realizado por la organización en febrero de 2017 se especificó que el valor del boleto debería costar 1.500 bolívares, solo para cubrir los gastos de tres gerencias que son claves (operación, seguridad y mantenimiento) de las 53 que tiene la compañía Metro de Caracas.

Hay estaciones donde los usuarios hacen cola para pasar por el torniquete libre. A esto se une que, aproximadamente, 60% de estos dispositivos se encuentran dañados, lo que reduce la recaudación en un 25%. Casetas cerradas y la falta de personal operativo, técnico y de taquilla marcan la ruta del deterioro.

Según Familia Metro, desde 2015 se han ido más de mil empleados por razones políticas y por las malas condiciones salariales; pese a todo ello, denuncian que la nómina actual sobrepasa los 11 mil trabajadores. Alberto Vivas, vocero de la ONG, destaca que es una nómina inflada que no se corresponde con el crecimiento del sistema, pues mientras ésta se ha multiplicado 231,57%, la red de estaciones operativas ha crecido 25%, con los 12,97 km inaugurados en los últimos 20 años.