Violencia e inseguridad en la Troncal 9 aísla a los sucrenses
Violencia e inseguridad en la Troncal Nueve aísla a los sucrenses

UNA SOLA CARRETERA CONSTITUYE el eje fundamental de la vida para los sucrenses. La paralización de actividades en los tres puertos que posee el estado y la reducción de los vuelos en el aeropuerto a uno por semana, dejan a la Troncal Nueve, en el tramo que va desde Carúpano hasta Puerto La Cruz en el estado Anzoátegui, como el único vaso comunicante entre Sucre y el resto del país.

Por allí se movilizan los sucrenses. Y por allí les llega la comida, las medicinas, los repuestos para los vehículos y toda clase de insumos, materiales y equipos necesario para vivir.

El abastecimiento de Cumaná, la capital, y el resto de los poblados está en constante peligro. Los incidentes que comenzaron en el eje costero Cumaná-Santa Fe, con el saqueo de unidades de transporte de carga pesada cuando se producían volcamientos de tránsito, se han transformado en un riesgo constante para los conductores. El problema se ha agudizado en sectores como El Tacal, Los Molinos y el núcleo de Sucre de la Universidad de Oriente en la entrada de Cumaná y se ha extendido hasta poblados de los municipios Bolívar, Mejía y , muy especialmente, en Muelle de Cariaco, municipio Ribero.

“Quiera Dios que no nos quedemos varados nunca porque hemos visto que salen del monte hombres con armas largas y dejan a la gente sin nada” advierte Carlos Centeno, conductor de un carrito por puesto en el Terminal de Pasajeros de Cumaná.

Para el transportista Leomar Gómez la situación es totalmente injusta, pues considera que la población debería respetar que los camiones de carga abastecen todos los sectores del país. Asegura que el terminal de ferry en Cumaná representaba una alternativa para trasladar mercancía hacia la isla de Margarita y evadir la congestión en Puerto La Cruz.

“Ahora sufrimos cuando nos dicen que debemos ir a Cumaná, porque el que se para en la carretera está saqueado y no podemos transitar si no es escoltados por la Guardia Nacional, pero ellos solo apoyan a los camiones del Gobierno” dijo.

El traslado de pasajeros también está en riesgo. Lo dijo Yadira Salazar que tuvo que viajar a Caracas, pero el chofer del autobús se devolvió porque “se encontró una falsa protesta y lo alertaron que nos robarían a todos, cuando llegamos al punto de control de Bella Vista, no había nadie. Tuvimos que regresar hasta la sede de la policía municipal en Cumaná, para pedir auxilio” contó angustiada.

La situación no es distinta en la vía Cumaná–Carúpano, donde a diario se registran hasta siete protestas ciudadanas en reclamo a la garantía de servicios como agua, distribución de alimentos y más recientemente, el abastecimiento de medicinas.

Las manifestaciones también se han convertido en caldo de cultivo para la violencia y el saqueo de camiones.
“Esta semana tuve que pedirle prestado un kilo de harina a una amiga porque mi familia en Muelle de Cariaco no tenía comida, con tantos saqueos los camioneros no quieren pasar por allá” comentó Yelitza Varela, una ama de casa residenciada en Cumaná.

Otro fue el caso del comerciante Carlos Contreras, quien junto a su mejor amigo se propuso obtener ingresos adicionales con un flete de productos para una embarcación anclada en Güiria, municipio Valdez, e inmediatamente después de pasar el punto de control de la GNB de Muelle de Cariaco, fueron sorprendidos por un grupo de sujetos armados, que salió de la orilla de la carretera y los despojaron de toda la mercancía.

“Nos apuntaron y no nos dejaron bajar de la camioneta, sacaron toda la comida que llevábamos y en menos de 20 minutos cuando habían cargado con todo, nos permitieron regresar. Es muy sospechoso que haya sido después de pasar la alcabala, no nos extraña que haya habido complicidad” señaló.

La problemática se intensifica con la actuación de grupos delictivos que ya se han organizado para aparecer entre los matorrales, lanzar objetos contundentes contra los vehículos en movimiento o aprovechar las protestas y los accidentes viales, para tomar partido de la situación.

La representación de gremios como la Cámara de Comercio Industria y Producción de Cumaná presidida por Ruben Saúd, ha advertido las consecuencias de la violencia y la inseguridad vial.

“Nos quedaremos aislados, sin lo básico para subsistir dentro del estado Sucre porque estas acciones delincuenciales perjudican el desarrollo económico y social de la entidad, incluso la actividad turística ha mermado como consecuencia de los constantes robos en las playas y las carreteras” indicó el dirigente.

Para el Observatorio Venezolano de Violencia, OVV Sucre, coordinado por Jesús Subero, el panorama es cada día más preocupante por el riesgo en el que se encuentra la integridad física de la población, aunado a la reducción las posibilidades de desarrollo económico y crecimiento social.

La actuación organizada de los llamados piratas de carretera, ha sido reconocida por el sector oficial, pero las medidas para combatirlos solo son implementadas cuando ocurre un suceso de magnitud considerable y no se mantienen en el tiempo, tal y como ha ocurrido con la disposición de 13 puntos de control a lo largo de la carretera, donde los grupos delictivos se hayan plenamente identificados.

“Pareciera que los cuerpos de seguridad del estado no actúan de manera contundente en la garantía de seguridad ciudadana, aunque reconocen la actuación de bandas armadas y plenamente organizadas en los distintos puntos de la carretera nacional”

El coordinador del OVV Sucre suma a la situación el deterioro de los beneficios laborales y la falta de formación de los uniformados que ha contribuido a que no cumplan su labor, e incluso se presten para cometer los delitos”

Subero también se refirió a la importancia de la ejecución de proyectos macro como la Autopista Antonio José de Sucre, un anhelo que desde hace más de 50 años ha tenido la población y no se ha concretado para aligerar la comunicación del estado Sucre con el resto del país. Esta vía de comunicación serviría, además, para contrarrestar la acción delictiva porque representaría oportunidad de trabajo para la población que habita en las zonas neurálgicas señaladas.