Después de dos años de sequía, un tercer año de mucha lluvia propició un aumento en la producción de naranjas, que se ubica por encima de las 650.000 toneladas de naranjas.

La agroindustria arranca la temporada pagando un precio inferior al costo de producción y con una convocatoria urgente de los productores para denunciar su situación precaria.

Las exportaciones de naranjas hacia Colombia, que en años anteriores han contribuido a aliviar la situación del mercado, han desaparecido debido a los cierres de fronteras y las crecientes restricciones existentes.

A pesar de que la naranja es una de las frutas más económicas del mercado y está en capacidad de cubrir la demanda nacional y de exportación, los productores creen que el Gobierno Nacional promueve la importación del concentrado de naranjas, sin importar el daño que se le haga a la fruticultura del país.

Los productores de naranjas, agrupados en la Federación Nacional de Fruticultores, denuncian los continuos aumentos de sueldos y la importación de concentrados de naranjas propiciada por el Gobierno nacional, factores por los que «son conducidos inexorablemente hacia la quiebra». Por otra parte, los fruticultores también se encuentran amenazados por el aumento de robos en la finca, desde la cosecha hasta los equipos y maquinarias.