A pesar de que en Colombia se impuso el “No” en el plebiscito para aprobar los términos para el acuerdo de paz entre el Gobierno y las FARC este domingo, en el resto del mundo los ciudadanos neogranadinos estuvieron de acuerdo en su aprobación, lo que habría puesto fin a un conflicto de más de 50 años.

En Venezuela, la opción del “Sí” fue la ganadora a diferencia de los resultados de su vecino país, con 64,13% de votos. Pero, si se ve desde otra perspectiva, al proceso solo acudieron 8,26 % de los electores colombianos inscritos para votar en Venezuela; es decir, 15.563 de 188.352. Los 91,7 % votos de los ciudadanos que se abstuvieron pudieron haber hecho la diferencia en los resultados finales del plebiscito, que necesitó poco más de 53 mil votos para dar al “Sí” como ganador.

Los consulados colombianos en diversos países alrededor del globo también dieron por ganador al Sí, y sólo en seis países –Estados Unidos, Paraguay, Panamá, Costa Rica, El Salvador y Emiratos Árabes Unidos– los colombianos que en ellos residen expresaron su desacuerdo hacia las condiciones para la paz. A pesar de esto, fueron pocos los ciudadanos en el exterior que se acercaron a los consulados para ejercer su derecho al voto, convirtiendo a la abstención en uno de los factores a analizar en el proceso. De las 599.026 personas habilitadas para votar fuera de Colombia, solo se presentó un 13,85 %, que equivale a 82.996.

Incluso en el estado Táchira, vecino del Norte de Santander, la cantidad de votantes fue escasa a pesar de la fuerte relación de hermandad que comparten los habitantes de ambas regiones. Johanna y Anna Silvanno, bogotanas de nacimiento, pero venezolanas de crianza, acudieron emocionadas a tempranas horas de la mañana para fungir como presidentas de mesa, solo para encontrarse que no todos sus paisanos tenían el mismo deseo de participar. Hacia el final de la tarde, menos de mil personas habían votado en la ciudad más cercana a una de las fronteras más activas de todo el continente.

El sociólogo de la UCV, Amalio Belmonte, considera la ausencia de votantes como una abstención militante que puede traducirse como una expresión concreta de rechazo al método usado en las negociaciones, empezando por la locación de los diálogos por la paz –La Habana, Cuba–, continuando con los garantes del proceso –Venezuela– y terminando con el carácter de los acuerdos que dejaba impune a una organización con más de 200 mil víctimas.

La escasez de colombianos en las urnas electorales, tanto en Venezuela como en la misma Colombia, no guarda relación con indiferencia o falta de información para Belmonte. El hecho de votar por el “No” tampoco cree que sea porque los ciudadanos estén a favor de la guerra, sino por no estar de acuerdo con una paz que sacrifique los principios.

Muchos de los colombianos han tenido nexos cercanos a la violencia fruto de los 52 años de conflicto armado, por lo que la diversidad de opiniones y sentimientos encontrados puede arrojar diferentes y difíciles lecturas acerca del proceso de paz, que para el sociólogo fue un “juicio colectivo a las FARC y a la lucha armada como método” hecho por una madura sociedad colombiana que, a pesar del ventajismo oficial que aprovechó el gobierno, decidió por su cuenta el veredicto a uno de sus problemas históricos de mayor envergadura.

Por el lado venezolano, la derrota que sufrió la propuesta del presidente Santos fue para la canciller Delcy Rodríguez producto de los ataques mediáticos en el marco de una “operación de guerra psicológica persistente”.