El agente de la DEA, Sandalio González, es el nombre más relevante entre los funcionarios antinarcóticos que intervinieron en la operación de captura de Efraín Campo Flores, Franqui Flores de Freitas y Roberto Soto García, como individuos que conspiraron para llevar droga hasta EEUU.
Es González quien toma las declaraciones a los sobrinos de la pareja presidencial venezolana, pero también es quien recibe el pitazo de alias “El Sentado”, que desde una silla de ruedas a la cual quedó confinado luego de un accidente en su natal Honduras informa al agente que dos venezolanos (Flores y Campo) llegarían a su país en las próximas horas para reunirse con él.
En la declaración jurada del agente federal confirma que, “sobre el testigo cooperante denominado como CW-1 pesan cargos por drogas en el distrito sur de Nueva York, pero no está en custodia de la DEA. Este ha comenzado a proveer información en función de obtener beneficios para su caso, siendo que previamente era un narcotraficante en Honduras”.