Foto: @Pableysa
Puede que las palabras del gobernador de Bolívar, Francisco Rangel Gómez, el sábado, negando la posibilidad de que en Tumeremo hubo una matanza de mineros, hayan sido el impulso. Lo cierto es que en la capital del municipio Sifontes, desde ese día, no amaina la protesta.
Al contrario, la manifestación que cerró la vía que comunica al sur del estado Bolívar con el resto del país y el norte de Brasil, se mantuvo este lunes, convirtiendo este tramo de la troncal 10 en un atascadero monumental.
La consigna de las familias y vecinos del pueblo ha prevalecido. Y no se trata de que haya justicia, siquiera. Porque no hay fe en la justicia venezolana. La consigna es que aparezcan los cadáveres de los mineros: están convencidos de que fueron asesinados.