Petrocaribe: Remolino petrolero fuera de control - Runrun
A. Nieto May 13, 2014 | Actualizado hace 10 años

Petrocaribe

El principal remolino económico que aqueja la economía venezolana es la escasez galopante de divisas y mercancías que afecta el aparato productivo y a los sectores populares, y frente a este torbellino el régimen responde con políticas que recuerdan un pasado reciente, el de los fracasados experimentos socialistas del Siglo XX.

La escasez es un claro e incuestionable indicador de que en Venezuela el régimen de Maduro se ha convertido en una máquina de perder y despilfarrar dinero. La situación actual es el producto de una premeditada irracionalidad económica en la que sólo se benefician estructuras de «poderosos caballeros» que quieren mantener el status quo de «buen vivir».

Un ejemplo de estas políticas irracionales es el subsidio a la gasolina para el mercado local, a un precio promedio de US$ 0.085 por galón. En ese país, «aparentemente» se vende la gasolina más barata del planeta. Sin embargo la pérdida económica es inmediata. Los costos de producción corren al doble del precio de venta; es decir, el Estado incurre en pérdidas directas que para el año 2010 ascendieron a mil millones de dólares. Según economistas, el costo de oportunidad asociado a la subvención significa que la diferencia entre la venta de petróleo subsidiado en Venezuela y su venta en el extranjero oscila entre 25 y 35 mil millones de dólares cada año.

Y eso es sólo el comienzo del costeo de este derroche. Irónicamente la potencia petrolera venezolana importa a precios de mercado internacional hasta un tercio de los 323,000 barriles de combustible que consume cada día su mercado interno. En 2013 importó un promedio de 900 mil galones todos los días de Estados Unidos, México y Brasil.

Venezuela gasta más dinero regalando el combustible a sus ciudadanos ricos con su política de subsidio de lo que invierte en sus programas bolivarianos de lucha contra la desigualdad y la pobreza. A este desastre se suma el hecho que se ha convertido en el país con las mayores emisiones de dióxido de carbono per cápita en la región.

La matemática es simple: la gasolina en Venezuela es 60 veces más barata que en la mayoría de sus vecinos, diferencial que permite obtener hasta 1,000% de ganancias al mercado del contrabando; el cual, por décadas ha sido el hermano gemelo del subsidio a la gasolina.

Por otra parte, es de considerar que la mayoría de los productos básicos en Venezuela son importados a tasa de cambio preferencial que el gobierno fija a 6.3 bolívares por dólar y estos productos se venden a precios controlados. Este diferencial de precios ha creado un mercado negro de proporciones asombrosas. De acuerdo con algunas estimaciones hasta un 40 % de todas las importaciones venezolanas de contrabando se venden en la vecina Colombia. La escalada es verdaderamente escandalosa, Venezuela está financiando el suministro de alimentos básicos de Colombia.

La mayoría de respetables economistas sostienen que Venezuela está atrapada en un ciclo macroeconómico sostenido artificialmente por el petróleo, ciclo que comenzó con el auge del precio del crudo. Desde entonces, el país se ha visto atrapado en la trampa de su política petrolera de despilfarro.

El régimen se sostiene por el uso oportunista de la riqueza petrolera venezolana, que le permite incluso exportarlo fiado a sus socios en Petrocaribe.

Si El Salvador llega a formalizar como Estado la alianza con una de las petroleras más grandes del mundo, la estatal PDVSA, y le da la exclusiva para vender combustibles por medio de la empresa Alba Petróleos, el país se endeudará cada año con el 60 % de la factura petrolera. Un endeudamiento rotativo de millones. ¿Qué pasaría si colapsa el prestamista?

Ricardo Esmahan

resmahan@hotmail.com

elsalvador.com