Venezuela 2010: bajo el signo de la estanflación - Runrun

 

José Guerra

Director Escuela de Economía UCV

28 de diciembre de 2010

 

Síntesis

 

Al valorar conjuntamente la inflación y el crecimiento económico, Venezuela registra el peor desempeño entre las economías emergentes a pesar de los altos precios del petróleo. De no haber un cambio en la política económica, es probable que en 2011 persista la alta inflación y el estancamiento.

 

 

I.                 El contexto internacional: una oportunidad desaprovechada

 

 

Al cierre de 2010 son evidentes los síntomas según los cuales  la economía mundial se encamina hacia la recuperación, tras haber dejado atrás la crisis que la sacudió desde mediados de 2008. Los Estados Unidos están creciendo, lo mismo que la Unión Europea salvo los casos de España, Grecia y Portugal. Así, se espera que el PIB de los Estados Unidos aumente  a un ritmo de 2,7% en tanto que la Unión Europea lo haría a 1,5%, liderado por Alemania y Holanda. Por su parte, China e India continuarían con las expansiones de los años precedentes al aumentar su actividad económica en  9,9% y 8,0%, respectivamente. America Latina disfruta de tasas de crecimiento económico durante 2010 que no se veían en muchos años, destacando Argentina con 8,4%, Brasil con 7,7%, México con 5,5%, Colombia con 6,0% y Perú con 8,6%.

Conjuntamente con la mejora de a economía, la inflación se ha mantenido excepcionalmente baja. En una muestra que comprende las principales cuarenta y dos (42) economías del mundo, apenas  cinco (5) de ellas mantienen tasas de inflación superiores a los dos dígitos. Esas economías son Venezuela (28%), Pakistán (12,9%), Egipto (11,8%), India (11,0%) y Argentina (10,8%). Ello sugiere que la economía mundial tienen espacio para seguir creciendo sin comprometer la estabilidad de precios.  

Este comportamiento favorable a nivel global se ha traducido en una mejoría de los precios de las materias  primas, entre ellas el petróleo, literalmente único producto de exportación de Venezuela. Los mayores precios del crudo, sin embargo,  no se han expresado en una posición favorable de la economía venezolana como se destaca mas adelante.

II.             El peor de los mundos: la estanflación

 

Venezuela ha sido la economía de América Latina que mas  ingresos ha recibido producto de la recuperación de la economía global pero también la que menos se ha beneficiado de tal recuperación. En efecto, hasta el tercer trimestre de 2010 Venezuela mantiene siete (7) trimestres consecutivos hundida en el estancamiento y la recesión.  Cifras del BCV consigan que durante los primeros nueve (9) meses de 2010 la economía registró una contracción de 2,5% con lo cual es de esperar que al cierre de 2010 el PIB registre una caída cifrada entre 2,4% y 2,6%.  Este resultado ocurre en el contexto de un alza significativa de los precios del petróleo, los cuales pasaron de US$ 57 por barril en 2009  US$ 72 por barril en 2010. Ello sugiere que elevados precios del petróleo ya no son una condición suficiente para que la economía recupere su senda de crecimiento. Precios del petróleo elevados implican mayores ingresos fiscales pero no mayor actividad económica.

Desde el punto de vista de la demanda agregada interna, la contracción del PIB se explica esencialmente por la declinación que ha experimentado el consumo, el cual representa aproximadamente 70% del PIB. Pero ello es insuficiente para explicar esa declinación de la actividad económica.  La razón subyacente de la disminución de la actividad económica reside en la sensible baja que experimentaron las remuneraciones reales de los empleados y obreros del sector público y privado.  Es evidente que una caída anualizada cercana al 8,0% en las remuneraciones, haya afectado sensiblemente el consumo privado el cual experimentó una contracción concomitante. A ello hay que agregar que el financiamiento bancario al gasto de consumo también se contrajo para conformar una acción combinada de caída de los salarios reales y del financiamiento del gasto  el cual actúa como complemento al gasto cuando disminuyen los sueldos y salarios.    

Buena parte del comportamiento de las remuneraciones se explica por las crecientes tasas de inflación que sufre la economía venezolana. Esto guarda relación con la insuficiencia de los ajustes de las remuneraciones nominales frente a niveles de precios persistentemente crecientes.  De esta manera, la economía parece moverse en un círculo vicioso de alta inflación y bajas remuneraciones reales.

Desde el punto de vista del otro componente de la demanda agregada interna, la inversión disminuyó considerablemente afectada por un clima hostil para los negocios, reflejado en  el desconocimiento de los derechos de propiedad y una ofensiva anti empresarial por parte del Estado. Esa baja de la inversión ha persistido a pesar de que se observan tasas de interés reales negativas que deberían incentivar la acumulación de capital.

Entre los sectores negativamente impactados por la recesión destacan los transables, en particular la manufactura y el petróleo. En el caso de este último, es claro la caída tendencial de los niveles de producción, como resultado básicamente, de la falta de inversión y de un esquema gerencial que ha hecho de PDVSA una empresa multifacética y por tanto desenfocada de su negocio fundamental. En lo relativo a la industria manufacturera, ha incidido en su contra un esquema de control de precios que ha averiado seriamente su rentabilidad y un control de cambio que ha encarecido y dificultado el acceso a las materias primas y bienes de capital, fundamentales para su desenvolvimiento.

Al estar el empleo altamente correlacionado con el crecimiento del PIB, era de esperar que la tasa de desempleo aumentara. En efecto, al cierre de noviembre de 2010 la tasa de cesantía abierta se ubico en 8,7% con relación a 8,0% de 2009, no obstante los decretos de inamovilidad laboral dictados por el Ejecutivo Nacional.  En términos absolutos, la economía perdió mas de 30.000 puestos de trabajos. Llama la atención que la tasa de inactividad también aumentó y que por tanto al cierre de 2010 se contabilicen 7.391.151 personas que no estén buscando trabajo. Ello puede guardar relación con el esquema de reparto y asignaciones monetarias que realiza el gobierno el cual esta deteriorando los incentivos para buscar trabajo.  Otro elemento que destaca es el aumento de la precariedad laboral, definida como el número de desocupados más quienes se encuentran en la economía informal. Ese indicador alcanza a más de 55% de la fuerza de trabajo al cierre de 2010.

Conjuntamente con la menor actividad de la economía, el incremento de los precios no ha cedido sino que contrariamente se ha exacerbado a pesar de la baja del consumo.  Así, mientras que en 2009 la tasa de inflación se situó en 25,1%, en 2010 su registro alcanzara niveles cercanos a 28,0%. 

Parte del alza de precios claramente se explica por la devaluación del bolívar aplicada en enero pero también por dos factores adicionales. En primer lugar, un cuadro de expectativas desfavorables que ha desmotivado la tenencia de moneda nacional y el ahorro y en segundo término por la insuficiencia de la producción nacional, en particular de bienes agropecuarios, todo lo cual ha afectado la oferta interna de bienes.

III.           Sector externo y régimen cambiario distorsionado

 

Con las cotizaciones que ha tenido la cesta petrolera  de Venezuela durante 2010, en condiciones favorables para la inversión la economía hubiese acusado tasas de crecimiento positivas, tal vez similares a las que hoy disfruta el resto de las economías de América Latina.  Es obvio deducir a partir de las cifras del BCV que el volumen de exportaciones de PDVSA ha declinado sensiblemente por cuanto los precios han aumentado más de 27% en tanto que el valor de las exportaciones se expandió en 17%. Esto pudiese sugerir que ya Venezuela empieza a depender no de las exportaciones petroleras sino lo que es peor, de los precios, en la medida en que siga declinando la producción de crudos y derivados, en un entorno de aumento del consumo interno, debido tanto a crecimiento del parque automotriz como al uso de derivados  para generar electricidad.

Un dato relevante del sector exterior de la economía lo constituye la baja sostenida de las exportaciones no petroleras.  Estas se han ubicado en 2010 en su menor nivel en una década, con lo cual se ha perdido el esfuerzo realizado por diversificar la economía venezolana. De hecho, cuando se anunció la devaluación del bolívar  en enero de 2010 un argumento expuesto por las autoridades fue el incentivo que ella representaría para  las exportaciones distintas al petróleo.  Sin embargo, entre enero y septiembre de 2010 esas exportaciones alcanzaron US$ 2.545 millones cifra similar a las de igual  lapso de 2009 cuando registraron US$ 2.484 millones.  Las exportaciones no petroleras no disminuyeron en términos de valor porque los precios del acero y el aluminio mejoraron notablemente, lo que indica que Venezuela exporto menos bienes pero con cotizaciones mas elevadas.

En este resultado de las exportaciones no petroleras ha influido por una parte los elevados niveles de inflación los cuales hacen mas caros a los productos elaborados  en Venezuela para el mercado mundial y por la otra un régimen cambiario francamente distorsionante. De esta manera, con tasas de inflación pronunciadamente elevadas y tipo de cambio fijo ajustable a un ritmo menor que la inflación, la economía venezolana esta condenada a producir casi exclusivamente petróleo, lo cual agudiza el sesgo anti exportador que históricamente ha afectado a Venezuela. En una economía abierta ningún país puede tener tasas de inflación significativamente mayores que la de sus socios comerciales porque sus productos se tornan costosos y la competencia los saca del mercado.  

 Es verdaderamente preocupante el aumento de las importaciones de origen petrolero realizadas por una economía petrolera como la venezolana.  El monto acumulado hasta septiembre de 2010 de tales importaciones fue US$ 4.051 millones superior en 31% al del mismo periodo de 2009, cuando se situaron en US$ 3.088 millones. Esto es compatible con la declinación de la producción petrolera anteriormente anotada.

Por su parte, el sistema cambiario, que consiste en al menos tres tasas oficiales más una que registra operaciones no oficiales, muestra cuatro valoraciones para el mismo bien: el dólar.  Esto ha creado un entramado de subsidios e impuestos implícitos que inciden desfavorablemente sobre el sector externo. Con la creación del SITME tuvo que reconocer  el gobierno la insuficiencia en la entrega de divisas por parte de Cadivi pero al mismo tiempo ello implicó una devaluación adicional al subir el costo promedio de la divisa toda vez que la tasa de cambio para las operaciones en ese mercado es de Bs 5,30 por US$, 23% mayor que la tasa de Bs 4,30 por US$. Pero en tanto que ahora el costo de la divisa es mayor, lo cual encarece el componente importado, los exportadores no se benefician de ese tipo de cambio, al ser obligados a vender sus divisas a Bs 4,30 por US$.  En los hechos esto equivale a imponerle un impuesto a las exportaciones lo cual ha acabado desestimulando todavía mas a las ventas externas no petroleras.

IV.           Nivel de endeudamiento preocupante

En Venezuela, según patrones convencionales el nivel de endeudamiento respecto al PIB del Gobierno Central es  relativamente bajo. Sin embargo, para una encomia con tal nivel de volatilidad del PIB ese indicador no expresa a cabalidad la situación de las finanzas públicas.  Conviene resaltar que preocupa tanto el nivel como  la velocidad a la cual aumenta la deuda pública, especialmente la interna. Los pasivos en moneda local crecieron en 2010 en 56,2%. Por su parte, la deuda externa, cifrada en  US$ 35.145 millones en 2009  aumentó  a mas de  US$ 40.000 millones en 2010. Pero esta es la deuda financiera, documentada en bonos. Existe otro tipo de deuda que una contabilidad rigurosa debe tomar en cuenta.

Se trata de la deuda por concepto de expropiaciones no canceladas y la deuda emitida por PDVSA. Cálculos conservadores sugieren que por el primer concepto las obligaciones exceden la suma de US$ 10.000 millones en tanto que los pasivos en moneda extranjera de PDVSA saltaron de US$ 21.400 millones en 2009 hasta US$ 27.000 millones en 2010, con todo y el importante ascenso de los precios del petróleo.

La deuda externa debe servirse en moneda extranjera para lo cual hay que hacer un esfuerzo exportador que genere divisas. La deuda interna se paga en bolívares y cuando  su valor suele hacerse  creciente una devaluación y la consiguiente inflación mejora el saldo deudor del gobierno y esa fue la finalidad de la devaluación ejecutada en enero de 2010.   

V.  Deterioro institucional

Las sucesivas reformas a la Ley del BCV han minado su capacidad para ejecutar una políticas monetaria que frene la inflación. De esta manera el BCV ha perdido sus potestades monetarias y se ha transformado en un ente financiador de los déficits fiscales. En tales condiciones resulta difícil que el entre emisor puede abatir la inflación y preservar el valor del bolívar.  Igualmente, las estadísticas del BCV han mostrado un deterioro importante, expresado tanto en el atraso de sus cifras como en la omisión de las mismas con el objeto de encubrir operaciones de financiamiento a PDVSA y entes de la CVG, en situación deficitaria.

En lo relativo a las cuentas fiscales, no solamente se trata de un retardo inexplicable en la publicación de datos fundamentales como la gestión presupuestaria y el gasto ejecutado, sino también en la proliferación de fondos como el Fonden y los fondos Miranda y Bicentenario que realizan gasto sin ningún tipo de control por parte de los entes  competentes.