10 años con el fracaso del control de cambio por Alexander Guerrero - Runrun
10 años con el fracaso del control de cambio por Alexander Guerrero

El control de cambio cumple 10 años de haber sido impuesto, la crisis política del 2002-2003 produjo las naturales corridas de capitales disparados por el riesgo político exacerbado en esos meses. La depreciación acelerada del bolívar entre abril 2001 y Enero 2003 redujo drásticamente el nivel de reservas internacionales, dejando al descubierto un enorme hueco fiscal y una economía resentida por los cambios radicales que se imprimían en el tejido legal que desdibujaba el marco jurídico sobre el cual se establece una economía normal de mercado, amenazado ahora por un proceso de cambio radical asentado en la nueva constitución.

La crisis política emerge de los riesgos que sobre la democracia y la economía traería en el corto plazo el cambio de las reglas de juego, en lo económico y en lo político, conducido por régimen que se establecía sobre una base institucional sin alternabilidad, la constitución trajo la demolición de los poderes públicos y con ello la crisis de gobernabilidad. La violencia del discurso político acompaña con la violencia de calle, crispó las condiciones políticas en la calle. El cambio de la constitución, se convirtió en un suceso político de caída y mesa limpia, servido ingenuamente por una -mal recordada- Corte Suprema de Justicia, que viniendo del anti-histórico a CAP, paso a otorgarle al Presidente Chávez, en 1999, la guadaña para liquidar las instituciones y los poderes públicos, y minar las bases de la alternabilidad democrática bajo una asamblea nacional constituyente de tipo originario, como si fuese el 5 de Julio del 1811. Los podres públicos recién electos en 1988 fueron sustituidos por comisiones políticas, la historia está por escribirse, y lo ha marcado con intensidad: “de esos polvos de ayer, son, estos barros de hoy” (censado por el Marqués de Santillana).

El calentamiento del mercado cambiario y la fuerte demanda por dólares sirvió de marco para el establecimiento de un control de cambio, esta vez como un mecanismo de control político; esa fue la respuesta del gobierno a la masiva movilización política de esos días. La reacción del gobierno para resolver un problema político que el mismo había generado, fue la de eliminar la convertibilidad del bolívar, imponiendo un control de cambio, el cual fue definido como un instrumento de control político, Presidente Chávez (dixit). Efectivamente el presidente afirmaría a finales de enero 2003 que el control de cambio era un instrumento político, algo sin precedentes, pese.

En tal sentido, hay que recordar que la historia económica de las últimas décadas, registra eventos que originaron controles de cambio. Así en 1960, 1982, 1995, los controles sobre la convertibilidad del bolívar obedecieron a la reacción del gobierno y el BCV en función de severos problemas fiscales y servicio de la deuda externa (1960-64,1983-1989,1995-1997), todos esos controles probaron haber sido graves errores de política económica, y causados esencialmente por un manejo inadecuado del fisco y de la política monetaria. Los problemas fiscales y de balanza de pagos de esos años, fue enfrentado sufrimiento las libertades económicas, con lo cual se continuo abonando políticamente con la postración del sector privado, lo cual exacerbo las tensiones rentistas que prevalecerían en la relación gobierno-economía privada.

Las cosas cambiarían desde el 2004, con la pacificación política, con la recuperación de la producción petrolera y el boom de precios que siguió por la expansión de demanda por energía del mercado asiático –que crecía al tasas superiores al 10%- las reservas internacionales crecieron aceleradamente, lo cual en el papel eliminaba las razones alegadas en Enero 2003 para la imposición del control de cambio. En esas condiciones de control político, el mercado del dólar se estableció como un monopolio del Estado/gobierno, la compra de dólares por parte del sector privado e individuos pasó a ser administrada con férreos mecanismos de racionamiento.

Bajo esas condiciones políticas y un nuevo marco jurídico de pleno debilitamiento de los derechos de propiedad, el bolívar en adelante seria marcado por un régimen de control que definió su precariedad jurídica y económica con el siguiente disparate: las reservas internacionales son el Estado, algo que desde luego no es cierto, porque los bolívares que emite en contraparte son un pasivo del BCV, pero esa era el grito político que sustentaba la jurisprudencia del control de cambio. En este sentido, el Gobierno detenta el poder de controlar, restringir y limitar a través de volúmenes y precios el ritmo de actividad económica de la economía privada, bajo el subyacente ideológico del Socialismo Siglo XXI de acabar con el capitalismo.

De esta manera, el control de cambio, involuciona como un férreo control político en un monopolio, acompañado de las naturales deformaciones económicas y administrativas que aparecen cuando se acaban/restringen los mercados, únicos sistemas de justicia para distribuir el producto del trabajo de empresas e individuos. La corrupción y a las perversiones de un sistema administrativo para asignar recursos constituyen la cosecha de ese monopolio, ambos fenómenos enormes restricciones al crecimiento, y en general sobre la capacidad de crear riqueza de la economía y del venezolano cuando el monopolio estatal y del gobierno sobre el dólar, impedía a los privados cubrir la demanda natural que genera sus propias economías. La expansión de la actividad económica solo vendría como respuesta al gasto público y el reparto de la renta del petróleo, y durar hasta cuando fuese esa renta diluida y esterilizada al exterior vía balanza de pagos, por importaciones y proliferación de los llamados fondos soberanos.

El control cambios establecido en Enero 2003, se diseñó como un sistema global de depredación –por vía del sistema de formación de precios- de empresas privadas e individuos, el gobierno buscaba en el mediano plazo desplazar empresas privadas productoras e importadoras para tomar su lugar en la economía. El volumen de importaciones que el gobierno y el Estado han asumido, se corresponde con ese desplazamiento. Ese sistema de depredación es administrado desde CADIVI, donde se administra con listas y otros parámetros los dólares a la tasa oficial de 4.3 (medicinas, alimentos). Allí se produce un cuello de botella administrado, con el tiempo de procesamiento de las solicitudes, el cual supera los 90 días. Esto obliga a empresas privadas a ir al SITME, un mecanismo –que no cambiario – sino de arbitraje de títulos públicos que permite comprar dólares off-shore por un precio 20% (5.3 Bs/$) mayor al dólar CADIVI. El SITME constituye así, el segundo eslabón en el sistema de depredación mencionado, los tiempos para ser beneficiados por las subastas son tan extensos como los de CADIVI. Ello deja a las empresas sin alternativa legal para la compra de la divisa.

Así, el exceso de demanda producida por la estrechez en la oferta, y esta es política publica, deja a estos y al resto de la economía sin mecanismo legal alterno para adquirir las divisas: el monopolio cambiario de esta manera, deja sin divisas a un gran sector de la economía y ciudadanos que no pueden reacomodar sus activos financieros de manera de evitar el impacto negativo del impuesto inflacionario que produce el BCV al financiar el déficit fiscal del gobierno. Tanto el precio del dólar en CADIVI como en el SITME están por debajo del precio efectivo de la tasa de cambio nominal, la cual se ha desalineado considerablemente por el régimen del control de cambio al ritmo de la inflación, y con lo cual el sistema de depredación cierra el círculo de destrucción de la empresa privada e individuos. En esas condiciones, el régimen económico, administrado con prejuicios políticos e ideológicos, inducido por el gobierno en su afán de controlar las libertades de los ciudadanos y demoler sus derechos de propiedad controla y gobierna el alcance de la economía privada; con ese instrumentos, la revolución no necesitaba de los fusiles que si necesito la revolución cubana en sus tiempos.

Al termino de 10 años de control de cambio, además de las perversiones y distorsiones mencionadas, escasez, inflación y descapitalización de la economía privada, queda una inflación acumulada superior al 300%, de una devaluación del bolívar de 1,6 Bs/$ a una tasa oficial que promedia 5.3 Bs/$, lo cual implica una devaluación a 3 veces (300%) y en medio de un control de cambio, algo realmente inaudito. Más allá de la “devaluación oficial” el gobierno haciendo el juego del avestruz, prohibió hablar de la existencia de otros tipos de cambio que emergen del natural proceso de arbitraje que inducen el racionamiento y la escasez administrativa del dólar, lo cual desde luego no impidió que esos mercados impactaran los precios de los bienes por encarecimiento del dólar en los mercados “no oficiales”. Veamos por ejemplo, el contrasentido del control de cambio, en este simple ejemplo. Entre Marzo 2005 hasta enero 2010 el gobierno no devaluó la moneda, mantuvo la tasa de cambio oficial de 2150 Bs/$; sin embargo, en ese periodo la tasa de inflación fue superior al 150%!!.

Para comprender más ese fenómeno y sus efectos, hemos estimado un símil que nos define la caída del poder de compra ó adquisitivo del bolívar en términos de precios relativos, y que nos redefine la inflación de manera más apropiada, de manera que permita comprenderla como un proceso efectivo de depreciación del poder de compra de la moneda; es decir, el poder adquisitivo de la moneda no solo no se sostiene, sino que por el contrario, en el tiempo compra menos, y ese proceso ocurre quiera o el gobierno que la gente se entere del impacto inflacionario de sus políticas, el grafico arriba describe ese fenómeno

Así, habiéndose extinguido el causal aparente que trajo el control de cambio, el gobierno decidió mantener el estricto control político sobre el dólar; con ello postro el crecimiento económico de la economía privada, que como sabemos, más de la mitad de los insumos, materias primas, bienes de consumo intermedio y final componen las importaciones del sector privado. Este, fue convertido en una bazar que todo lo importa, miles de empresas productivas han sido cerradas, una parte de ese parque industrial y artesanal no puede competir con chinos, argentinos brasileños, colombianos, en condiciones de una moneda sobrevaluada por razones políticas, con régimen cambiario que el raciona la divisa necesaria para importar.

Las importaciones -en medio de esa agenda política de disminuir artificialmente la capacidad de competir por parte de la producción nacional- crecieron tres (3) el ritmo de la economía, inclusive en los periodos de contracción del PIB. La sobrevaluación del bolívar se convirtió así en una herramienta política para descapitalizar el sector privado nacional. El control de cambio mostraba así un curioso teatro del absurdo: nada más barato en Venezuela que un dólar en CADIVI, pero nada más escaso que un dólar!!

 Economist, PhD. (London University)

 Economia y Finanzas

 www.alexanderguerrero.com

 @alexguerreoe