Inamovilidad ministerial por Francisco Ibarra Bravo - Runrun
Inamovilidad ministerial por Francisco Ibarra Bravo

 

En otro momento hemos comentado sobre los inconvenientes de los decretos de inamovilidad laboral pero vamos a estar claros, en el estado actual de la economía venezolana la inamovilidad laboral es un mal menor; quizás el peor efecto que ha tenido es haber contribuido al engrandecimiento de la nómina del sector público y en particular la de PDVSA. La inamovilidad ministerial es mucho más dañina a largo plazo para el país.

 

Durante el pasado fin de semana largo Bolivita hizo lo que siempre hace de vez en cuando con su tren ministerial. Aprovechando la coyuntura electoral de diciembre ha decidido quitarse de encima dos lastres y mandarlos para Miranda y Aragua. También ha aprovechado para meter al risitas al congelador y para sacar del mismo a Loyo que tuvo algunos inconvenientes con la ley, que en Venezuela suelen ser solo eso: inconvenientes. Además ha decidido generar otro superministro, nombrando esta vez a Maduro vicepresidente y manteniéndolo en el cargo de canciller. Diosdado, que no es ministro ni le hace falta, al parecer esta vez le dijo que eso de ir a una gobernación no era con él. Todavía no sabemos si los enroques y sacadas y metidas al congelador han terminado, lo que si sabemos es que lo que ha ocurrido no es nada nuevo.

 

Esta constante reubicación de los mismos personajes en diferentes puestos indica dos cosas. La primera es que el chavismo no tiene más gente que la que tiene. El capital humano del chavismo es bastante reducido. Bolivita en realidad cuenta con tres o cuatro personajes que pueden hacer el trabajo y de resto con un hatajo de incompetentes que solo dan declaraciones y vociferan lo que le escuchan decir. El chavismo ha sido incapaz de atraer gente eficiente a sus filas y ha tenido que morir con los mismos. El segundo aspecto es que cuando se decide mover un personaje como El Aissami para una gobernación en el fondo lo que se está aceptando es que su gestión ha sido un rotundo fracaso, si este personaje hubiese mejorado un aspecto clave como la seguridad, lo lógico sería dejarle para que continúe con la labor.  En el fondo la reubicación de estos señores no es otra cosa que aceptar que han desempeñado un pobre papel y que es mejor dejarles que desplieguen sus habilidades en un estado que en un ministerio, en un estado el daño es más controlado.

 

 

Hasta ahora hemos hablado de movilidad ministerial cosa que no tiene nada que ver con el título del este escrito. Dentro de todas las movidas de mata y todos los arreglos en el tren ministerial hay dos personajes que han permanecido inamovibles. El primero es el “maestro” Giordani. Giordani ha sido un tipo con suerte, ningún otro ministro de economía de Venezuela le ha tocado cabalgar un rally petrolero tan prolongado como el que le ha tocado a él y al final de todo lo que puede ofrecer es el tétrico panorama económico que se tendrá que afrontar en 2013. Pese a esto luce poco factible que Bolivita lo pase a retiro. El segundo es el superministro y presidente de PDVSA Ramírez. Este  señor ha dominado a PDVSA por largos años y ha logrado lo que pocos podrían haber hecho. Ha generado una industria petrolera que produce menos con más personal y que además se ha endeudado como ninguna otra en el mundo, todo esto vale la pena recordarlo, en medio de un formidable auge petrolero. Todo esto lo ha logrado al son de su mayor creación intelectual, aquello de “groja-grojita”. A este particular dúo no se le entra ni coquito. Lo peor para Venezuela no ha sido tanto que Bolivita continúe en el poder, eso solo indica que el país tiene que madurar mucho más, la peor noticia para el bienestar general de los venezolanos es que las dos posiciones más importantes en el ámbito económico, que me perdone Merentes pero él solo es la almendra de la hayaca, van a seguir estando a cargo de estos dos personajes; Ese es el verdadero drama que tendremos que afrontar los venezolanos.

 

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10