Lusinchi 2.0 por Francisco Ibarra Bravo - Runrun
Sendai Zea Feb 15, 2012 | Actualizado hace 12 años

Jaime y Hugo, Hugo y Jaime. Tan diferentes, tan parecidos. De aquel “a mi tú no me jodes” a aquella “victoria de mierda” han pasado algunos años, esperemos que ya sean suficiente.

El que ideó el eslogan “Jaime es como tú” no tenía idea de que existía Chávez. Por esas fecha nadie imaginó el camino que transitaría el país en los últimos 30 años. Aquellos años ochenta, todavía pasando el ratón de CAP I y la mala mañana de Herrera Campins. No había Gatorade. Tanto falló el relevo en los partidos y tanto ha durado Chávez en la presidencia que Jaime y Hugo son las únicas dos personas vivas que han gobernado el país por voto popular. Eso no sería lo peor, lo realmente malo es lo mucho que se parecen sus políticas económicas.

Siempre hemos considerado que el populismo chavista se parece en demasía al mostrado por CAP I, aunque en el caso actual llevado a extremos. La política económica de este gobierno es una mezcla del populismo de la Venezuela saudita y le la ineptitud del gobierno de Lusinchi, que entregó a finales de los 80, una economía plagada de controles de precios (incluido RECADI) y unos niveles de reservas internacionales mínimos. Así pues, el Gobierno de Chávez ha acabado pareciéndose a lo que ha criticado. Lo peor no es eso. El actual gobierno no terminó pareciéndose a los primeros gobiernos de acción democrática, ya quisiéramos. Se terminó pareciendo a la peor versión de AD y también de Copei; después de todo, Herrera Campins fue quien accedió a crear RECADI. Junto con ellos seguramente pasará a la historia, antes o después.

El asunto que nos ocupa verdaderamente no es tanto el parecido como su legado. Sólo hay que recordar el país que recibió CAP II, quizás sólo le devolvieron el que entregó más los intereses… Si bien CAP II realizó un tremendo esfuerzo para cambiar y modernizar el país, ese esfuerzo murió en el intento. Por más simpatía que tengamos por ese esfuerzo e incluso por muchos de aquellos que lo llevaron a cabo la realidad es que fracasó. El fracaso fue colectivo, fracasó Pérez, fracasó Miguel Rodríguez a quién además se demonizó injustamente, fracasó la COPRE, pero también fracasaron los medios incapaces de entender las necesidades del país, fracasó la élite del país, fracasó Acción Democrática quien todavía hoy paga lo que le permitió a Lusinchi y lo que le impidió a CAP II. Fracasamos como nación en aquel intento reformador y hasta hoy venimos arrastrando nuestro fracaso. Entre CAP I y Chávez ha transitado una generación incapaz de ver a sus hijos gozar de un mejor porvenir del que ellos gozaron. No hay mejor definición que esa de fracaso.

Un poco víctima del éxito de las pasadas primarias nos ponemos a pensar en que la posibilidad de que este gobierno termine se va haciendo real. Todavía hace falta mucho más de lo que ha ocurrido para que eso se de. Salir de este gobierno es condición necesaria más no suficiente para que las cosas cambien. Sabemos que este gobierno, de salir, dejará un legado similar al que dejó Lusinchi en el 89. Es necesario no cometer los mismos errores que cometimos como país a comienzos de los 90. Es necesario que entendamos que el fracaso no fue solo de la clase gobernante, fue un fracaso colectivo que no debe repetirse. Analizar en que se falló en ese intento es crucial y ese análisis debe ser hecho por todos, no solo por los políticos sino por todos aquellos que propiciaron el nefasto clima político que vivió Venezuela a comienzos de los 90. El país debe cambiar y para cambiar hace falta algo más que voluntad, hace falta compromiso y ese compromiso debe ser de todos.

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10