Seguridad ciudadana por Francisco Ibarra Bravo - Runrun
Sendai Zea Nov 16, 2011 | Actualizado hace 12 años

La seguridad ciudadana es uno de los principales problemas que sufre el venezolano. El secuestro de Wilson Ramos demuestra dos cosas: la primera es que nadie está exento de ser víctima de la delincuencia, cada vez más organizada, que existe en el país y en segundo lugar, la enorme desigualdad en la respuesta por parte de las fuerzas del estado para devolverle la libertad a un ciudadano. Si Wilson Ramos solo fuese dueño de un establecimiento comercial de cierto éxito, un ganadero o un industrial todavía este hipotético Wilson Ramos estaría bajo los dulces cuidados de una banda de criminales. Nada que decir o criticar sobre la actuación de los cuerpos policiales, lo importante es hacer notar que cuando quieren, pueden.  Lo ideal sería que ningún venezolano tuviese que vivir angustiado debido al hampa independientemente de su profesión o notoriedad.

Diversos estudios económicos han demostrado y continúan demostrando que la seguridad es fundamental para la actividad económica. Contrariamente a lo que pudiese pensar cualquier funcionario de alto nivel en gobierno actual, la inseguridad no afecta solo a aquellos que “tienen”. El robo, el atraco, el secuestro, el abigeato, la extorsión, etc, afecta a todos los venezolanos independientemente de su estrato socioeconómico. La excesiva normalidad con la que operan las bandas de criminales en Venezuela afecta a todos los venezolanos y sobretodo los afecta en dos áreas especificas que son fundamentales para el desarrollo económico del país. En primer lugar la inseguridad afecta la acumulación de capital. No hablamos en este caso de la inseguridad jurídica y de cómo ésta afecta a la inversión privada. Hablamos de algo mucho más extendido. La inseguridad evita la acumulación de capital a todo nivel, desde el comerciante informal que se niega a expandir su negocio por miedo a la notoriedad o que reduce su jornada, hasta los grandes capitales, pasando por los negocios pequeños y medianos.  Estar sujeto al constante riesgo de convertirse en la próxima víctima hace que los agentes económicos modifiquen su comportamiento y tiendan, por un lado a desviar recursos en tratar de proveerse algún mecanismo de seguridad o directamente disminuyan la acumulación de capital con el fin de minimizar su exposición. El segundo efecto es directamente en el capital humano de un país. Más allá de las lamentables pérdidas de vidas a manos del hampa, la inseguridad es la primera causa de la emigración de la fuerza de trabajo calificada con la que cuenta el país, obviamente no es la única pero es un factor crucial. Son muchos los que han terminado fuera del país luego de un cruce de caminos con la delincuencia y son muchos los que aun cuando la situación económica mejore no regresarán si no perciben que la inseguridad en el país se ha reducido.

Pese a lo crucial de este tema todavía seguimos viendo, por un lado, en el gobierno medidas efectistas como la designación de Iris Varela como ministra y por el lado opositor respuestas vagas y lugares comunes. Es necesario que la oposición le hable claro al país e indique como logrará bajar la delincuencia de todo pelaje que diariamente sufre los venezolanos. Una propuesta seria, a mi juicio, debería contener cuatro áreas fundamentales. La primera un proceso de verdadera depuración policial, que incluya mejores condiciones laborales y preparación para las fuerzas del orden. La segunda, una completa reforma al poder judicial que sigue siendo corrupto además de lento y politizado. Tercero, una reforma del sistema penitenciario, que no puede ser solo cambiar de peinado. Esta reforma debe incluir una responsable clasificación de los presos y la edificación cárceles para la población penal existente y aquellos criminales que actualmente operan a sus anchas en el país. Hay que decirlo fuerte y claro, la población penal debe aumentar en Venezuela a la par que deben mejorar las condiciones en las que se encuentran los presos actualmente. La clasificación penal debe permitir que aquellos individuos de faltas menores no sean empujados al siguiente nivel de criminalidad como actualmente ocurre. Finalmente, un claro proceso de prevención del delito que incluya el fortalecimiento del sistema educativo y de las comunidades. Hasta ahora, ni el gobierno ha podido porque al parecer poco le ha importado, ni la oposición ha ofrecido claramente como atajar el creciente problema de la seguridad ciudadana en Venezuela. Seguimos esperando.

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10