Pomadas griegas por Francisco Ibarra Bravo - Runrun
Sendai Zea Nov 09, 2011 | Actualizado hace 12 años

Los problemas en Grecia se incrementaron la semana pasada con el órdago de Papandreou de llamar a referéndum de consulta sobre el plan de rescate. La jugada le ha salido cara y va de salida. Los esfuerzos ahora se centran en tratar de generar un gobierno de coalición que pueda implementar las medidas requeridas. El debate sobre el caso griego ya no radica, afortunadamente, sobre si Grecia es solvente o no. Grecia es un estado insolvente y en estos casos el único remedio que existe es un proceso de reestructuración de su deuda, que en este caso debe incluir un quite. En eso la mayoría de los economistas están de acuerdo, la forma como se lleve a cabo el proceso de reestructuración, sin embargo, sigue estando sujeta a discusión.

Existe una creciente corriente de opinión que alienta la salida del volteo de mesa Algunos, incluso vieron con simpatías que se le consultase a los griegos sobre si querían cancelar deudas que nunca se les consultó contraer. Esta volteada de la mesa no es otra cosa que una reestructuración unilateral de la deuda a la argentina. Algunos se han dado a la tarea de vender esta solución como mágica, como la solución que permitió a Argentina recuperar la senda del crecimiento económico. Este análisis simplista olvida dos aspectos claves. El primero es que no todos los países que han implementado una reestructuración unilateral de su deuda han corrido con la suerte de Argentina y segundo, gran parte de la recuperación económica de Argentina no tiene absolutamente nada que ver con su proceso de reestructuración y devaluación sino con el incremento de los precios de las materias primas. Es peligroso pretender que si Grecia entrase en un proceso de reestructuración similar su camino de recuperación económica sería igual al argentino.

Para algunos  Grecia no debería optar solamente por voltear la mesa, esta volteada de mesa debe venir acompañada de un palo a la lámpara. Como en una especie de  combinación “one-two”, Grecia no solo debe unilateralmente reestructurar su deuda sino que además debe convertirla a nuevos dracmas y con ello sellar su salida del euro. Algunos argumentan que es la única salida que le queda a Grecia.

Como el derecho a pataleo, el derecho a voltear la mesa siempre es una salida, por más indecorosa que sea. También, ya que usted va de salida, puede aprovechar y dar un palo a la lámpara de manera que quede bien claro que usted no tiene intención alguna de regresar a la mesa. Ahora, el hecho de que esa sea una posible salida no indica que sea la mejor.  Para aquellos que abogan por este desenlace los costos asociados a este tipo de salida son menores, nuevamente haciendo constantes referencias al caso argentino, habría que recordarles que Grecia no es Argentina, ni tampoco se parecen.

El problema de Grecia y en general del mundo industrializado es la acumulación de deuda pública y como esta acumulación ha permitido que se generen desequilibrios en otras áreas, siendo el mejor ejemplo los déficit de cuenta corriente. La salida del euro a Grecia le permitiría devaluar e intentar por esta vía corregir el desequilibrio externo a la par que convertir su deuda a nuevos dracmas les permitiría mayor holgura fiscal. Esta solución si bien permitiría resolver en el corto plazo la situación no evitaría que el gobierno griego continuase endeudándose  y al no tener acceso a los mercados todos sabemos donde irían a buscar los recursos (en todos lados hay algún Merentes). Por lo tanto, la salida que para muchos es la correcta implica un proceso continuado de inflación, la destrucción del sistema bancario griego y su marginación del proceso de integración con el centro de Europa. Dudo mucho que esa sea la forma de recuperar la economía Griega. La realidad es que no existen salidas fáciles y los griegos, como otros del mundo industrializado, tendrán nuevamente que aprender por las malas, lo malo que es el sobreendeudamiento público.

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10