Menos dependientes del petróleo por Francisco Ibarra Bravo - Runrun


El capitán del cayuco, que cree trasatlántico, ya dio la clave y al resto de los marineros les toca repetirla. En este negocio no es tanto lo que sea como lo que se diga. El capitán se vio emotivo la semana pasada en la Asamblea. Yo diría que un par de “Palante Comandante” más le habrían hecho llorar de lleno en el hemiciclo. No sería la primera vez que le veríamos llorar en cadena nacional, lamentablemente todo aquello perdió majestuosidad cuando Soto cogió el micrófono. Siempre Soto. Con lo buena que estaba la cosa…

A la Asamblea también asistió Merentes, a mirar y hacer bulto que es lo que mejor hace. De sonrisa amplia, bigote espeso y saludando a la cámara como artista de telenovela. Se las sabe todas. Lástima que esto no ocurra todas las semanas, lo digo porque lo que alguna vez causó indignación ahora solo da risa: Giordani casi llorando, Soto con el micrófono haciendo un esfuerzo para sonar coherente y Merentes riendo, solo nos faltó el vicepresidente saludando efusivamente a la multitud y diciendo: “compatriotas”. Para eso quedó la discusión del presupuesto público. Son pocos los que realmente comprenden el drama y el costo de tal espectáculo televisivo.

La verdad es que el presupuesto dice poco del origen y destino de los dineros públicos. Estoy seguro que en este país ese es un debate secundario. Se ha permitido que los dineros públicos sean manejados de la manera más oscura posible. Se ha permitido que el ejecutivo maneje en erario público cual si fuera una bodega y se destine el dinero de todos, de la forma que el capataz crea la más adecuada. Ya llegará el momento de lamentarlo. Ya llegará el momento para que otra vez digamos: “nos robaron”, con la salvedad de que esta vez la sensación de estafa será mucho mayor.

Todos los años el presupuesto viene cargado con alguna frase o un conjunto de ellas para enmarcar. Todos conocemos la capacidad discursiva de Giordani, a él no solo le llora el cuerpo sino también el alma. Ahora se empeñó en decir que el presupuesto es cada vez menos dependiente del petróleo. Como era de esperarse todos los ministros y las repetidoras se han dado a la tarea de tratar de hacérnoslo creer. La ficción de Giordani radica en aquella vieja idea de que el papel lo aguanta todo. Con presentar una ley de presupuesto con un precio del petróleo subestimado ya somos menos dependientes del petróleo ¡Brillante! No sé como no se nos ocurrió antes que todo lo que teníamos que hacer para quitarnos el yugo petrolero de encima era montar un paripé de presupuesto e ir a soltar una lagrimita. Así es que se gobierna.

Nuestro insigne capitán olvida lo más importante:  debido a la estructura productiva del país, la economía venezolana funciona con dólares. Nada de la desaparecida gasolina 83 octanos, este cacharro trabaja con 95. Podrá estar desentonado, la pintura quemada y el chasis doblado, pero solo camina con 95. No importa si usted lo presupuesta o no, si usted lo maneja en la contabilidad paralela que desconocemos si existe o si lo considera en alguno de los tantos fondos sin fondo que tiene el gobierno nacional. La realidad es que para que la gente coma de mercal se necesitan dólares, para que equipen sus casas se necesitan dólares, para los hospitales funcionen se necesitan dólares y para que esos dólares estén disponibles se necesita mucho petróleo. Eso lo sabe hasta Soto.

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10