Si fuese el Ministro de Economía de Grecia por Ángel García Banchs - Runrun

Si fuese el Ministro de Economía de Grecia, le recomendaría a la nación salirse del euro, más no de la UE; emitir nuevamente una moneda nacional (e.g. el dracma); y, finalmente, prometer en términos de ésta el pago de la deuda en euros; eso sí, devaluando antes el dracma respecto al euro en un 200%, hasta llevarlo de 1 dracma/euro a 3 dracmas/euro. Esto resolvería el gravísimo problema de competitividad y de la deuda de Grecia, y equivaldría a pagar tan solo 1/3 de ésta, al costo de pasarle el problema al resto de la UE. Pero, repito, si fuese Ministro de Economía de Grecia, no el asesor económico de la UE.

De hecho, si fuese el asesor económico de la UE, sugeriría, más bien, el incremento del presupuesto federal de esa unión de países, de forma tal de dirigir recursos de los miembros superavitarios como Alemania hacia miembros deficitarios como Grecia, mediante una política fiscal de gasto en infraestructura física, financiada no con deuda, sino con transferencias provenientes del presupuesto federal (esto pasa en los EEUU, cuando, por ejemplo, los superávits de NY financian los déficits de California vía el presupuesto fiscal de la nación). Igualmente, le recomendaría al Banco Central Europeo comprar la deuda federal de la UE para financiar los gastos en Grecia y los PIIGs; pero, claro, para ello habría que emitir antes el primer bono federal de la UE (frecuentemente, sin problema alguno, la Reserva Federal de EEUU compra bonos del Tesoro de ese país).

Para ayudar a Grecia, hay que comprarle bienes y servicios, en vez de títulos de deuda, pues lo primero crea empleo, lo segundo no. Ello implicaría transferir recursos fiscales para aumentar, por ejemplo, la inversión en infraestructura en los PIIGs; y, por supuesto, debería hacerse a cambio de exigirle a esos países que las alzas de salarios no excedan a las de la productividad. La austeridad no es solución. Con los recortes fiscales en España, Grecia, etc., no sólo sufrirán esos países; también, tarde o temprano, sufrirá Alemania, pues ella les exporta bienes y servicios. O, ¿acaso no equivalen exactamente a lo mismo, las exportaciones alemanas a Grecia que las importaciones griegas de Alemania? Simplemente, guste o no, preservar la unión económica implica socializar ciertos riesgos, como ocurre en el ejemplo de los EEUU, entre NY y California.

Según The Economist, la economía de Grecia decreció -2,3% en 2009, -4,4% en 2010, y se estima decrecerá un -5,1% en 2011 y un -2,2% en 2012. Ni siquiera el declarar el impago es suficiente para Grecia, pues, aún así, para poder recuperar su competitividad (i.e. para que aumente su tipo de cambio real) tendría que producirse en ese país recesión y deflación de salarios y precios por años o, sino un proceso de inflación creciente en Alemania y el resto de la UE. Pero, eso es muy doloroso. Preferible para Grecia y la UE son nuevas inversiones provenientes de un presupuesto federal europeo a financiar con la compra de bonos federales por parte del Banco Central Europeo (BCE). En el proceso, el país tendrá que contener el incremento de los salarios por debajo del de la productividad, de forma tal de recuperar la competitividad. De lo contrario, sólo queda la alternativa: salirse del euro, emitir el dracma y pasar a la fuerza a la nueva moneda su deuda en euros, para después devaluar, recuperar su competitividad, y pagar todos sus compromisos; claro, eso sí, a, probablemente, 1/3 de su valor (¿ningún parecido con el caso argentino?).

Ángel García Banchs

PhD en Economía Política de la

Universidad de Siena, Italia y

Profesor del CENDES y FACES/UCV

Director de Econométrica

http://www.pensarenvenezuela.org.ve

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