Deuda pública - Runrun
Redacción Runrun.es Ago 25, 2011 | Actualizado hace 13 años

A raíz de la crisis financiera internacional mucho se ha escrito y hablado sobre la deuda en general. En un principio la deuda privada fue el foco de atención por las hipotecas y la burbuja inmobiliaria. En los últimos meses el centro de atención se ha trasladado a la deuda pública, primero en Europa y recientemente en EE.UU. con la degradación de su deuda soberana.

No todas las deudas son creadas de igual manera. La deuda pública es, en muchas formas, diferente a la deuda privada.  Quizás el factor más importante que distinga a la deuda pública de la privada, es la ausencia de colateral. En la mayoría de los casos, la deuda privada es solicitada con la entrega de una garantía.  Esto puede hacerse de forma explícita en los contratos o implícita dependiendo de la legislación vigente y del tipo de prestatario. Esto no ocurre, por lo general, con la deuda soberana.

En el caso de la deuda soberana, no existen instancias bien definidas que permitan a los acreedores obligar al reintegro de lo prestado. Esto es particularmente notable en el caso de la deuda pública externa. En general, todo lo que comprometen los estados al momento de solicitar un crédito es recaudación fiscal futura.

Hace tan solo algunos años, el estado griego podía ir a los mercados internacionales a colocar deuda y lo hacía solo a un cuarto de punto por encima de lo que lo hacía en aquel momento el estado alemán. Hoy en día la prima griega es superior a los 12 puntos porcentuales ¿Qué ha cambiado? ¿Cómo es posible que en el transcurso de pocos años la percepción sea tan diferente?  En realidad han cambiado dos cosas fundamentales. La primera es la vocación de tomar riesgo del mercado y por lo tanto la disponibilidad de prestar dinero. En segundo lugar, la credibilidad de que el estado griego pueda honrar su deuda.

Si lo único que se compromete es la recaudación fiscal futura, la capacidad de pago de un país estará determinada por la estimación de los ingresos fiscales futuros. La recaudación fiscal a su vez estará íntimamente relacionada con el tamaño de la economía. En esta relación descansa el verdadero motivo de a virulencia con la que se pueden desatar las crisis de deuda soberana. Cuando la economía se contrae, lo hace su recaudación fiscal y por lo tanto se contrae lo único que ofrecen los estados para acceder a crédito. Al mismo tiempo, la necesidad de financiamiento de la economía se hace mayor mientras los determinantes de acceso a los mercados tienden a deteriorarse por lo antes expresado. Si el problema ocurriese solo en los momentos de contracción económica, las crisis de deuda serían más esporádicas. El problema radica en que también la percepción del riesgo es distorsionada en los momentos de auge económico. La perspectiva de recaudación fiscal es mayor, la percepción de riesgo disminuye y la capacidad de endeudamiento aumenta. Esto hace que los países, en los momentos de auge extiendan su endeudamiento mucho más allá de lo aconsejable, en muchos casos, con la complacencia y miopía de los mercados.

El manejo adecuado de la deuda pública requiere de enorme responsabilidad y parte de esta, es entender que en los momentos de auge económico los riesgos tienden a  ser subestimados. Es en el auge cuando se gestan muchas de las crisis de deuda soberana. Fue en el auge cuando muchos decidieron que la prima de riesgo por prestarle a Grecia era solo un cuarto de punto respecto a Alemania. Hoy muchos pretenden que se sienta simpatía por la estupidez y compasión por aquellos que tomaron estas decisiones.  Sobre esto último, solo hay que agregar que la estupidez no ocurre solamente en períodos de auge y tampoco ocurre exclusivamente con deuda soberana de países “desarrollados” como Grecia.

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10