El Gobierno nacional desoye la crisis. En un momento en el que todos los males parecen haber confluido, el presidente de la República prometió “profundizar” el modelo.

“En lo económico es donde tenemos grandes tareas todavía, y es donde yo digo: ¿Hay que cambiar el modelo? No. Hay que profundizar el modelo”, expresó Nicolás Maduro el pasado sábado. El Vicepresidente de la República, Jorge Arreaza, repitió el mensaje en una reunión con empresarios, realizada el 19 de enero en Pdvsa.

“Todo lo que nosotros hagamos será para la construcción del sistema socialista productivo (…) Vamos a profundizar el modelo, el modelo económico, rumbo al socialismo bolivariano, que es nuestro socialismo”, expresó Arreaza.

Ambos funcionarios le cerraron así la puerta a cualquier posibilidad de ajuste, pese a que desde el propio Ejecutivo nacional se amagó, especialmente en 2014, con medidas destinadas a corregir unas distorsiones que se estaban acentuando.

Pero la economía no espera. Las cifras del Banco Central de Venezuela (BCV) muestran un modelo económico al límite con consecuencias para una población se enfrenta a enormes colas para comprar productos básicos.

Las cifras del BCV muestran que la economía venezolana entró en recesión en junio de 2014 tras completar dos trimestres consecutivos de caída pese a que los precios del petróleo aún rondaban los 100 dólares por barril. En el tercer trimestre del año pasado hubo otra contracción de 2,3%, con declives aún mayores en áreas clave como la manufactura o el comercio. Además de una menor oferta de bienes y servicios, en épocas de recesión las ventas de las empresas tienden a la baja y no se crean nuevos puestos de trabajo.

Los anaqueles vacíos son la prueba de que el desabastecimiento se ha convertido en un fenómeno habitual. En 2014 la intermitencia en la asignación y liquidación de divisas alteró el ciclo de reposición de inventarios de materia prima de las empresas, provocando paralizaciones totales o parciales en líneas de producción de alimentos, envases, autopartes y vehículos, entre otras áreas. Con la caída de los ingresos petroleros esa historia puede repetirse, ya que las autoridades se verán obligadas a racionar aún más la entrega de los dólares.

De acuerdo a las proyecciones de diversas firmas la inflación sobrepasará de 100%. Cálculos de Ecoanalítica apuntan a un alza de precios que puede oscilar entre 120% y 240%, dependiendo de la intensidad del ajuste cambiario que realice el Gobierno. En Síntesis Financiera estiman que la inflación se moverá entre 125% y 140%. Esa presión alcista en los precios deteriorará aún más el poder adquisitivo de los trabajadores.

El Gobierno administra tres tipos de cambio que van desde el 6,30 bolívares por dólar, los 12 bolívares por dólar del Sicad 1 y la tasa de 50 bolívares por dólar en el Sicad 2. A esas tres cotizaciones se le suma el mercado paralelo, donde la cotización ha oscilado entre 170 y 180 bolívares por dólar en las últimas semanas. Ese desconcierto cambiario genera una demanda “artificial” de importaciones para obtener las divisas más baratas y un desquiciamiento en el sistema de precios, ya que el paralelo se ha convertido en un marcador para algunos productos. Economistas coinciden en la necesidad de corregir esa política cambiaria, pero advierten que tendrá impactos inflacionarios.

Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en noviembre de 2014 la tasa de desempleo se ubicó en 5,9%. Pero el deterioro económico limitará la generación de nuevos puestos de trabajo e impulsará una informalización del mercado laboral. El economista y director de Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros, advierte que si persiste la “caída abrupta en los salarios reales”, cada vez será más frecuente ir a “estructuras de empleo precarias”.

El desplome del petróleo le llega al Gobierno sin dinero en la caja y con muchas cuentas por pagar. Los compromisos de deuda externa –incluyendo Gobierno central y Pdvsa- suman 11,4 millardos de dólares. A eso hay que agregar alrededor de 14 millardos de dólares por la deuda comercial con el sector privado, entre industria y aerolíneas. Para calificadoras de riesgo y bancas de inversión el escenario del “default” o cesación de pagos es cada vez más factible, si se toma en cuenta que el desplome de los ingresos en 2015 será de al menos 25 millardos de dólares.

Cálculos de Ecoanalítica indican que el Gobierno necesita un barril de petróleo a 120 dólares para cubrir su nivel de gasto, pero al cierre del 16 de enero el petróleo venezolano se cotizó en 39,19 dólares, unos 20 dólares por debajo de lo trazado por las autoridades en el presupuesto nacional para 2015. “Desde 2006 tenemos cerrando en números rojos, cualquier programa de ajuste que no contemple el déficit fiscal está condenado al fracaso”, opina el economista y director de Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros. Ese desbalance en las cuentas ha llevado al Gobierno a la impresión de dinero inorgánico para cubrir el déficit, estrategia que ha empujado la inflación. “¿Cómo hace la estructura estatal para pasar de 120 dólares el barril a 60 ó un precio más bajo?”, se interroga Oliveros.