El libro negro del comunismo, por Francisco J. Quevedo
El libro negro del comunismo, por Francisco J. Quevedo

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¿Cuáles han sido los resultados alcanzados por la aplicación del modelo socialista en el mundo? Si nos fijamos en Venezuela, son evidentes, porque los vivimos y los sufrimos. Si bien la centralización de las decisiones ha permitido orientar recursos hacia obras y misiones sociales de alto valor proselitista, y hacia el gasto militar, la intervención de los mercados también ha llevado a la escasez, inflación, devaluación, fuga de capitales, deterioro de la infraestructura física e industrial, a una inmensa corrupción y al crimen que nos encierra en casa. Y en Cuba, todo esto se hace más patético bajo el látigo de un régimen militarista que aquí se disfraza de cívico-militar.
A quienes les guste leer, léanse «El Libro Negro del Comunismo», escrito en 1997 por Robert Laffont («Le Livre Noir du Communisme«), un análisis de 850 páginas que cubre todos los casos de socialismo-comunismo en el mundo del Siglo XX, comentado ampliamente por Harvard Business Press. El manuscrito comienza con una introducción de 38 páginas, titulada «Los Crímenes del Comunismo», del editor, Stephane Courtois, que cuantifica, país por país, las 100 millones de muertes de manos de los comunistas desde Rusia hasta Cuba. ¿Cuántos de esos muertos se lleva esta «revolución bonita»?

Las siguientes 250 páginas son un estudio del historiador francés, Nicolas Werth, «Un Estado contra el Pueblo: Violencia, represión y terror en la Unión Soviética» que ausculta los archivos bolcheviques. Le siguen 100 páginas sobre la expansión mundial del comunismo, tituladas «Revolución Mundial: guerra civil y terror» por el editor Stephane Courtois con Jean-Louis Panne y Remi Kauffer que relatan la aplicación de una premisa de Carlos Marx quien señalaba que no hay transición al socialismo sin revolución y que estas serán siempre violentas (ver «El Manifiesto Comunista»). Y la tercera parte se refiere a la victimización de Europa Oriental en esta expansión invasora y asesina.

La cuarta sección es patética, «Comunismo en Asia: entre la ‘re-educación y la masacre» que se enfoca en la creación del «hombre nuevo» en China, Corea del Norte, Vietnam, Laos y Cambodia bajo el infame régimen del Khemer Rouge, un jalabolas sumiso, evidentemente, que marcha cuando le ordenan y come cuando lo dejan. El autor parece concluir que es más fácil asesinar y expulsar a los que aquí llaman«escuálidos» que re-educarlos. «Que se vayan pa’ Miami» dijo una ex-Ministra, ahora opositora pero de izquierda, bañada en lágrimas ante las cámaras aquel 11 de Abril. Como en Cuba, parecía más fácil que El Ché los fusilara o que cruzaran el mar de la felicidad, despavoridos, y se ahogaran o se fueran, que cambiarle su manera de pensar. «Como sea» dijo Maduro…

La quinta parte se la dedican al tercer mundo («Le Tiers-Monde»), con una sección de Pascal Fontaine dedicada a Cuba, Nicaragua y al Sendero Luminoso en Peru. Otra se centra en Africa, y en la siguiente Sylvain Boulouque, se concentra en Afghanistan, de 1970 a los años 90. Como la guerrilla de los años 60 en Venezuela, la toma del poder es siempre por la fuerza, dice, aunque Chávez en su tercer intento logró lo que Castro llamó la revolción perfecta al legitimarse en las urnas tras dos golpes de estado.

El Libro Negro del Comunismo habla del gran engaño (la mascarada, la llama) que disfraza un régimen dictatorial como democrático (recordemos que todos buscan llamarse «República Popular» como aquí hace todo ministerio), del expansionismo evidente en el Alba, Mercosur y Petrocaribe, y la masacre que aquí se culpa en la Oposición. Pareciera que nuestra experiencia es directa, actual y sufrida. El régimen del miedo, apoyado en un crimen armado y motorizado por ellos, y luego desatado contra la sociedad, patéticamente evidente en los colectivos que atacan toda manifestación e incluso amedrentan electores en fechas comiciales; la destrucción del sistema de producción y distribución que ha causado la escasez e inflación que sufrimos; la reinvención de la historia («a Chávez lo mataron» como envenenaron a Bolívar aunque nunca lo probaran). Y la incesante persecución.
Si alguien que no sea un enchufado, como les llaman, puede decir que Venezuela está mejor ahora que en el primer gobierno de CAP, por favor escríbanos. Pero, lo lea o lo viva, la conclusión es la misma, el Socialismo del Siglo XXI es la gran estafa. Pero leerlo no duele tanto como sufrirlo.

@fjquevedo