Metástasis por Francisco J. Quevedo
Metástasis por Francisco J. Quevedo

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La crisis que sufrimos es una sumatoria de síntomas que revelan un mal mucho más serio y profundo: La revolución hizo metástasis. Los daños causados por este cáncer se han extendido de la política a la economía, a las instituciones y a la sociedad misma, lamentablemente, a paso de vencedores. Por donde sea se ven sus manifestaciones, hay invasiones, más ranchos, más pobreza, hay fuga de talentos y capitales, protestas y saqueos, hay calles llenas de huecos, la escasez hace ver al país como un paciente desahuciado, hay racionamiento, inflación, devaluación, crimen, corrupción, violación de DD.HH., censura y muerte, mucha muerte y poca suerte. Estamos salados, parece.

La semana pasada no había dólares, ni en Valencia ni en Maracay, y los menores que requerían su efectivo para viajes tuvieron que viajar a Caracas a buscar sus 500 dolaritos, si acaso llegaban a eso, con todo el riesgo que ello implica porque, a 700, eso son casi Bs. 350.000. Y, si no hay divisas en la banca pública, tampoco en los bancos privados hay billetes de 100. Los cajeros limitan el canje de cheques y cuando los pagan, entregan billetes de dos y cinco bolívares que hacen un bulto impresionante, con todo el riesgo que ello implica también, porque en la calle los ladrones pululan. Por lo visto, el cáncer de la revolución hizo metástasis en la banca.

En cualquier salida de compras, cuando andamos zanqueando productos de supermercado en supermercado, podemos constatar que no hay ni comida para perros. No hay carne, no hay pollo, no hay harina P.A.N., ni ninguna otra marca, no hay jugos, no hay azúcar, no hay detergente, no hay jabón para el baño, no hay papel toilette, no hay leche líquida, ni en polvo, y la refrigerada tenemos más de un año que no la vemos en las neveras (¿Se acuerdan en “la cuarta”, cuando la vaquita en las cuñas decía “muuucha leche”? Bueno, eso era en la cuarta. En la quinta aparecerá un burrito diciendo “maaala leche”.), no hay facilistas, no hay atún, no hay pastas nacionales, no hay bombillos de esos que llaman “ahorradores”, y los que hay cuestan Bs. 2.000 (dos millones de los viejos). Habría que preguntar qué es lo que ahorran. No hay desodorante, no hay toallas sanitarias, no hay compotas muchas veces. Y fuera de los supermercados, no hay medicinas, no hay repuestos, no hay cauchos, no hay lubricantes, no hay cabilla, no hay cemento. En fin, el cáncer de la revolución hizo metástasis en la industria nacional, mientras se subsidian las importaciones de Uruguay, Nicaragua, Argentina, Ecuador, Cuba y China que generan empleos allá con sus exportaciones hacia acá. 

Y los precios que estamos pagando revelan una metástasis económica más personal e íntima, nada macro, sino micro. La inflación mensual, según se cuela del BCV, raya 13%, con todo y controles. Eso significa que la anual debe rondar el 160%, y eso no cuenta lo que pagamos a buhoneros y “bachaqueros” por lo que no se consigue, ni toma en consideración el costo del producto importado o no regulado que sí se consigue. Mientras la espiral vive, la lucha sigue. Muchos analistas estiman que el INPC en Diciembre debe superar el 200% anualizado. Así que el cáncer revolucionario hizo metástasis también en nuestros bolsillos. 

“Además de mojaos’, apaleaos’,” como dicen. Los únicos precios que bajan son los del petróleo que la semana pasada cerraría apenas por encima de los US$ 43 por barril, según la página del Ministerio de Energía y Petróleo más de 53% por debajo del marcado un año atrás, tras ubicarse en US$ 91,74 en Agosto de 2014. ¿No y que el Presidente, en aquella gira de Febrero, había coordinado una “estrategia de defensa” del mercado con los Sauditas? Por lo visto, el cáncer hizo metástasis hasta en la diplomacia, porque salimos de Irán, Rusia y Arabia Saudita con la pelvis adolorida. 

 ¿Aguantará la economía, aguantará el gobierno y aguantaremos nosotros hasta el 6-D? Nadie ni nada se escapa a la crisis. Todo se relaciona. No hay agua en botella pequeña porque no hay plástico, no hay plástico porque Pequiven no produce suficiente materia prima, porque no hay gas en El Tablazo, ni dólares para importar. ¿Se trancará el juego? ¡¿O, más bien, trancará el juego quien va perdiendo?!

¿Si esto es la crisis, cómo será la metástasis? Al final, todo decantará en una recesión entre el 7% y 7,5% según proyectan los organismos internacionales como en FMI y el Banco Mundial, cundida de todos los males juntos.

@qppasociados