Ley de Inversión Extranjera cubana enfrenta varios obstáculos - Runrun

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«Otra limitación de la ley (…) es que se continúe manejando el pago de los trabajadores por medio de una empresa externa, que no permite pagar de manera directa la fuerza de trabajo», señaló el académico Esteban Morales, quien ocupó diversos puestos en La Universidad de La Habana.

La nueva Ley de Inversión Extranjera de Cuba, aprobada por el Parlamento el sábado, enfrenta varios frenos que pueden afectar la llegada de capitales a la isla, indispensables para el despegue de la economía, según funcionarios y analistas.

«Existen obstáculos que frenan y limitan la participación de la inversión extranjera en nuestra economía», dijo el ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, indicando que los principales son «el endeudamiento externo», «los errores cometidos en el pasado» y «las restricciones provocadas por la escasez de divisas», además del embargo estadounidense, informó AFP.

El gobierno necesita capitales puesto que las reformas del presidente Raúl Castro no han logrado elevar el crecimiento económico, precisamente por la falta de inversiones.

Malmierca no aclaró cuáles son los «errores» del pasado, pero el analista cubano Arturo López-Levy, de la Universidad de Denver (Colorado, EEUU), señaló que la vieja Ley de Inversión Extranjera de 1995 tenía «varios cuellos de botella».

«La legislación de 1995 nunca fue usada en toda su plenitud y fue paralizada por el inmovilismo y varios cuellos de botella que la nueva ley mantiene en parte», dijo López-Levy.

También son obstáculos que la nueva ley prohíba a las empresas extranjeras invertir en los florecientes negocios privados cubanos y les impida contratar trabajadores en forma directa, según los analistas.

«Otra limitación de la ley (…) es que se continúe manejando el pago de los trabajadores por medio de una empresa externa, que no permite pagar de manera directa la fuerza de trabajo», señaló el académico Esteban Morales, quien ocupó diversos puestos en La Universidad de La Habana.

Esta limitación debe eliminarse, «dado que va en contra de los derechos de la fuerza de trabajo nacional, desestimula la producción y la productividad y pone al Estado cubano en una situación moral insostenible ante los trabajadores», afirmó Morales.

López-Levy dijo que la ley debería contemplar las remesas familiares del exterior, unos 2.600 millones de dólares anuales, que en muchos casos han servido para abrir negocios privados en la isla, como restaurantes o «paladares» y salones de belleza, entre otros. El sector privado o por «cuenta propia» emplea ahora a 450.000 cubanos, casi el 10% de la fuerza laboral.

«Ese tipo de negocios debería recibir estímulos y promociones fiscales por sus implicaciones sociales. Puede ser incluso hacia regiones con menor inversión y con programas que beneficien a sectores menos representados en el mundo empresarial no estatal cubano, como los negros, las mujeres, las personas de provincia, particularmente de la zona oriental», indicó López-Levy.

Un mejor aprovechamiento de las remesas «es una tarea de la reforma económica incomprensiblemente pospuesta porque no tiene un alto grado de complejidad (…), se trata de crear un marco legal para la asociación en negocios de cubanos que viven en Cuba y en la diáspora», añadió.

Pero las inversiones de cubanos radicados en Estados Unidos enfrentan otro freno: el embargo norteamericano a la isla.

Dentro del entramado legal del embargo (vigente desde 1962), las leyes Torricelli (1992) y Helms-Burton (1996) impiden a estadounidenses y cubanos residentes invertir en Cuba, prohiben a subsidiarias de compañías estadounidenses comerciar con la isla y sancionan a empresas extranjeras que operan en Estados Unidos por hacer negocios con La Habana.

Los analistas piensan, sin embargo, que el presidente Barack Obama debería  autorizar las inversiones al menos en el sector privado de la isla.

Algunos «empresarios prominentes» cubanoamericanos han manifestado su «interés» de invertir en Cuba y Obama «tiene la oportunidad de crear una licencia para promover, invertir, compartir información y comerciar con el nuevo sector no estatal cubano», dijo López-Levy.

«Creo que el Gobierno norteamericano debe pensarlo bien, porque Cuba es una plaza que quisieran reconquistar» las compañías norteamericanas, indicó Morales.

Cuba también necesita divisas para cubrir el servicio de la deuda externa, aunque logró reestructuraciones favorables con Rusia, México y Japón.

«Esto supone dedicar cuantiosos recursos a ese objetivo a corto plazo, lo cual limita los ritmos de crecimiento en un plazo inmediato, dijo el ex ministro de Economía José Luis Rodríguez en un artículo.

La deuda cubana ascendía a 13.575 millones de dólares en 2010, último dato oficial disponible.

El Universal