Editorial de El Tiempo: Un año sin Chávez - Runrun

Hugo Chávez

El aniversario de Chávez cae en el peor momento del régimen de quien él mismo escogió como sucesor suyo, en medio de multitudinarias manifestaciones de protesta que, en tres semanas, han dejado 18 muertos, cerca de 250 heridos y numerosos detenidos.

El gobierno de Venezuela empieza a conmemorar hoy el primer aniversario de la muerte de Hugo Chávez, caudillo militar y presidente que inició una fogosa transición hacia el ‘socialismo del siglo XXI’. Los fastos oficiales durarán diez días, que se suman a seis de asuetos que el presidente Nicolás Maduro decretó en un intento por aplacar la efervescencia callejera desatada por la escasez de alimentos, el aumento de la criminalidad y la represión gubernamental.

Y es que el aniversario de Chávez cae en el peor momento del régimen de quien él mismo escogió como sucesor suyo, en medio de multitudinarias manifestaciones de protesta que, en tres semanas, han dejado 18 muertos, cerca de 250 heridos y numerosos detenidos. Los desórdenes se han generalizado y desbordan las calles. Ayer mismo, bandas armadas de defensores del gobierno entraron a edificios residenciales de barrios ricos y destrozaron carros, puertas y ventanas. El país está más dividido que nunca, y el líder de la oposición, Leopoldo López, se encuentra preso desde el 18 de febrero.

Maduro recibió hace un año una herencia envenenada. Los 14 años de presidencia de Chávez conectaron al régimen con los estratos más pobres, pero quebrantaron gravemente la economía, debilitaron la democracia y propusieron una constante guerra política. El coronel conjuró protestas e incluso intentos de golpe de Estado gracias a su carisma, su peculiar sentido del humor y su oratoria de alcance popular, pero Maduro no tiene tales condiciones. Ha intentado copiar el modelo del jefe fallecido, pero su retórica en ocasiones es surrealista (sostiene que Chávez lo visitó reencarnado en pajarito) y casi siempre belicosa y vociferante.

Hoy pululan aún las imágenes de Chávez, hay referencias constantes a él, se citan sus palabras e incluso se oye una grabación de su voz que interpreta el himno nacional en los actos oficiales. Al subrayar sus vínculos con este hombre que murió a los 58 años tras apacentar largamente un cáncer, Maduro busca arroparse con su popularidad. Pero corre el riesgo de que la comparación lo desfavorezca, sobre todo si a ella se agregan la creciente insatisfacción de los venezolanos y una situación económica que no muestra mejoría alguna.

El Tiempo

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