En realidad debo confesar que no soy dado a prestar mucha atención a esas tesis tremendistas mejor conocidas como “teorías de conspiración”. Ustedes saben, aquellas increíbles historias, en muchos casos elaboradas por desocupados parásitos izquierdosos, que nos cuentan, por ejemplo, la tremenda estafa llevada a cabo por el gobierno de los Estados Unidos de América para engañar a toda la humanidad y hacerle creer que había llevado al hombre a la Luna, cuando en realidad, según ellos, todo fue una tramoya construida en algún estudio californiano de la “Metro Goldwyn Mayer”.
Ahora bien, con motivo del lamentable fallecimiento del Presidente venezolano Hugo Chávez Frías, sus propios adláteres nos han presentado la tesis que el connotado militar barinés resultó víctima de una conspiración, quien sabe urdida por quien, mediante la cual le fue inoculada la penosa enfermedad que padeció por dos años y que resultó mortal. Dicen sus más conspicuos seguidores, con toda la seriedad que dicho caso amerita, que tal hipótesis debe ser investigada y se debe llegar “hasta sus últimas consecuencias”.
Uno, que no es quien para erigirse en jurado de tal afirmación, solo se pregunta si los defensores de dicha tesis -a quienes les otorgamos el beneficio de la duda en cuanto a sus buenos deseos de querer buscar la verdad a todo evento- no se han propuesto al menos una hipótesis alternativa que pudiera explicar este fallecimiento, que realmente ha impactado a millones de venezolanos y por sobre todo a sus más fieles seguidores.
Probablemente no sea el momento más adecuado para adentrarse en largas explicaciones que conllevaría a distraerse en muchos detalles históricos, necesarios para construir una tesis o hipótesis alternativa más o menos creíble para tal evento.
No obstante, últimamente, y no sé porque razones, no me puedo quitar de la cabeza a un barbudo líder insurgente cada vez que la propaganda de los medios de comunicación oficiales me obliga a acordarme del deceso del Presidente Chávez. Tal vez sea motivado a que el desarrollo de algunos trabajos académicos sobre insurgencia y contrainsurgencia que he realizado en fechas cercanas, me han obligado a leer incontables páginas sobre tal líder insurgente, que, coincidencialmente, ha sido relacionado con la trágica muerte de dos grandes personajes latinoamericanos revolucionarios como los son Ernesto “Ché” Guevara y Salvador Allende. ¿Será?
Por: Leopoldo E. Colmenares G.
Centro Latinoamericano de Estudios de Seguridad.
Universidad “Simón Bolívar”