Con mi escrito de la semana pasada sobre el Sahel, quería de alguna manera poner en un amplio contexto la problemática de la República de Mali, ya que por la dinámica informativa actual y la entrada de tropas francesas en ese país, en la denominada operación Serval, esta nación ha pasado de ser una total desconocida para la mayoría de los habitantes de este lado del continente a una fuente de noticias de carácter cotidiano.

Lo que podemos denominar la actual tragedia de esa nación africana, comenzó, cuando un capitán de sus Fuerzas Armadas de nombre Amadou Haya Sanogo, en marzo del año 2012, lideró con éxito un golpe de Estado contra el entonces presidente Amadou Toumani Touré, alegando que este no estaba tomando las medidas adecuadas contra los rebeldes Tuareg del llamado “Movimiento Nacional por la Liberación de Azawad”, que en enero de ese mismo año se alzaron en armas al norte de Mali.

Dicho golpe trajo como consecuencia un gran descontrol del país, la imposición de sanciones a Mali por la comunidad africana y, aun peor, posibilitó a los rebeldes del norte a hacerse del control de más de la mitad del millón doscientos mil kilómetros cuadrados de extensión del país, declarando el estado independiente de Azawad. Para empeorar las cosas, algunos grupos islamistas como Ansar Dine, el Movimiento para la Unidad y la Yihad en África Occidental y principalmente Al-Qaida en el Magreb Islámico (AQIM), quienes habían ayudado a los rebeldes Tuareg, se volcaron contra estos tomando el control de buena parte de la región con el objetivo de implementar la “Sharia” o ley islámica en Mali. Por supuesto, los grupos del crimen organizado han aprovechado la situación para convertir parte de la zona en santuarios o bases de operación para sus operaciones delictivas.

El golpe de Estado de Haya Sanogo ha sido catalogado por algunos analistas como uno de los más grandes autogoles en la historia de los golpes militares.

Ante lo complicado de la situación el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó en octubre del 2012 una intervención militar (Resolución 2071) para que a través de una fuerza internacional se contribuya con el gobierno maliense a la reintegración territorial. En ese sentido, los países de la Comunidad de Estados de África Occidental (CEDEAO), conjuntamente con la Unión Africana (UA) establecieron la misión internacional de apoyo a Mali (AFISMA, por sus siglas en inglés) que poco impacto ha tenido en el conflicto africano. En paralelo, unos parsimoniosos europeos hacían los arreglos para poner en Malí una misión de entrenamiento (EUTM Malí) para adiestrar a unos dos mil soldados de esa nación, con el objetivo de prepararlos para recuperar el territorio perdido.

Sin embargo el 11 de diciembre del 2012 a los golpistas le dieron un golpe, y Dioncounda Traoré se convirtió en el nuevo presidente interino de esa nación, y tan solo sólo un mes después, el 13 de enero del 2013, a solicitud del presidente interino, las tropas francesas entran a Mali y basado en su poderío aéreo se encuentran recuperando el territorio al norte de Mali.

Conclusión: no es que nosotros (los venezolanos) no lo sepamos, pero siempre es bueno recordar que uno conoce cómo comienza un golpe, lo que no sabe es la manera en que termina.

Por: Leopoldo E. Colmenares G. @LCOLG

Centro Latinoamericano de Estudios de Seguridad.

Universidad “Simón Bolívar”