El historiador holandés Peter Demant residente en Brasil, declaro al prestigioso diario “O Estado de Sao Paulo” que “La No Intervención es una forma de Intervención”. Es acertada esa afirmación, ya que independientemente de los pasos que se están dando en estos momentos y los que se den en el futuro para frenar la masacre que sufre diariamente el pueblo Sirio, cualquier solución que se adopte, ya es tardía.
Los organismos internacionales han demostrado su impotencia para poner fin al genocidio propiciado por Assad, debido a la debilidad de los países más comprometidos en dar respuestas rápidas y oportunas al drama humano que se está viviendo, repitiendo los errores que se hicieron en el pasado en Ruanda, Somalia, Bosnia, Afganistán, que cuando actuaron en esos países, ya era tarde para poner fin a la barbarie sufrida.
Los actores internacionales temieron que se repitieran las reacciones hostiles por las consecuencias de la acción adoptada en Irak y en Libia, aceptadas inicialmente por la opinión publica, pero las gravísimas consecuencias políticas y económicas produjo una parálisis en el caso Sirio. Los vetos opuestos por China y Rusia constituyeron un obstáculo adicional para que se adoptara una acción eficaz.
Las recientes declaraciones del Canciller Ruso Sergei Lavrov al afirmar que se iniciaron conversaciones en la Embajada de Rusia en Egipto con los rebeldes Sirios, parece abrir posibilidades de un cambio en relación al veto que Moscú ha venido oponiendo con el fin de impedir la requerida unanimidad para que el Consejo de Seguridad de la ONU adopte una posición que frene el genocidio y los crímenes de lesa humanidad. Faltaría sin embargo comprometer además a las nuevas autoridades Chinas para que se adopten los mecanismos establecidos en la Carta de la ONU que permita frenar la masacre.
La obstinada permanencia de Bashir Al Assad en el Poder dificulta una solución negociada. Varios militares y diplomáticos Sirios se han unido a las fuerzas rebeldes, ya que entienden que la definición de una solución Humanitaria, está legitimada en virtud de la responsabilidad de proteger a los ciudadanos, y esta noción debe prevalecer en vez de la voluntad de un gobierno autocrático que pretende permanecer en el Poder contra viento y marea, castigando al pueblo Sirio con 44.000 muertos además de los 549.000 Refugiados constatados por la ACNUR, desplazados a Turquia, Libano y Jordania, a lo que se suma el temor de que Damasco utilice armas químicas en la actual guerra civil.
Los esfuerzos iniciales dados por Koffi Annan para negociar la Paz, seguido por Lakhadar Brahimi con el respaldo de los países miembros de la Liga Árabe, debe facilitarle al Secretario General Ban Ki-Moon para hacer que la Comunidad Internacional transforme las palabras en acciones y las promesas en prácticas para vencer la impotencia con la que se ha operado hasta el momento.
