Tanto la prensa francesa como la prensa argelina han recogido con interés especial las posibles consecuencias del viaje del Presidente François Hollande a su homólogo Abdelaziz Buteflika. El objetivo de la Cumbre Franco-Argelina era tratar de superar la espinosa convivencia que ha marcado las relaciones entre ambos países durante más de medio siglo.
En el caso de Argelia la visita oficial de Hollande no fue fácil, a pesar de que llego en un momento simbólico de gran significación porque coincidía con el 60 aniversario de la Independencia del País, procurando dejar de lado las recriminaciones que recuerda la reciente historia de la descolonización africana para vencer los malos recuerdos del pasado, y dejar de lado los enfrentamientos y los malentendidos que están aun presentes.
A su llegada a Argel, el Mandatario Galo reconoció que la “ocupación francesa fue injusta y cruel” con lo cual da un paso para aminorar las críticas de aquellos líderes del FNL que rechazan los 132 años de colonización francesa.
El Jefe de Estado Francés responde con su visita a la cálida felicitación que Abdelaziz Buteflikale dirigió en el momento de su elección a la Presidencia, al resaltar el gran aporte que ambos países podrían dar juntos en el ámbito de las relaciones internacionales. Argelia es uno de los activos militantes del Movimiento de Países No Alineados y del Grupo de los 77, mientras que Francia es miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, y del G 8, con lo cual ambos países podrían fijar espacios constructivos en el ámbito bilateral; en la cooperación regional Mediterránea, y en el ámbito multilateral de la ONU.
En el pasado, el Quai d’ Orsay ha coordinado diversas visitas de Mandatarios al Norte de África, como en los casos de las visitas de Valery Giscard d’ Estaing, François Mitterand, Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy para tratar de lograr la reconciliación. Pero los resultados no alcanzaron los objetivos propuestos, a pesar del enorme interés de ambas partes y las presiones de la población argelina que ha escogido a Francia como Tierra de Residencia.
Para la diplomacia francesa resulta fundamental pasar las páginas de enfrentamientos del pasado para enrumbarse en proyectar nuevas dimensiones de amistad. En muchos casos del pasado Colonial en el África y en el Asia lo han logrado. También ha sido así en el ámbito europeo con el ejemplo de la convivencia Franco-Alemana, que después de varias guerras, decidieron dejar de lado los odios, las recriminaciones y las nefastas consecuencias de las múltiples muertes ocasionadas por las guerras sin fin. Gracias a la voluntad política de los mandatarios Charles de Gaulle y Konrad Adenauer, lograron construir un proceso de confianza mutua que en poco tiempo permitió fijar las bases de unas relaciones privilegiadas en el ámbito de la Europa Unida, en el que todas las partes resultaron beneficiadas.
Todavía es prematuro saber si con esta visita se pueda derrumbar el Muro de la desconfianza, pero ciertamente se ha dado un paso determinante en la construcción de una Primavera Argelino Francesa. Muchos éxitos a ambas Naciones.
