Obama/Romney y los desafíos diplomáticos de Estados Unidos por Omar Hernández - Runrun
Obama/Romney y los desafíos diplomáticos de Estados Unidos por Omar Hernández

En breve conoceremos el destino de la presidencia del país más poderoso del planeta y sabremos si Obama logró retener su popularidad sobre la base de su regular gestión y mejor capacidad discursiva. O, si Romney logró convencer a los indecisos a pesar de su pobre propuesta programática y peor puesta en escena en los debates televisados. Ciertamente ninguno tiene un perfil perfecto y las costuras se ven por todos lados, en ambos contrincantes. Todo apunta sin embargo que aunque será un final «de fotografía», la Casa Blanca no tendrá nuevo inquilino.

El foco de atención de la nueva o renovada administración en Washington será el propio suelo, lo doméstico, aquello que toca más directamente al estadounidense promedio. La economía, el empleo (o la falta del mismo), la educación, el sistema de salud junto con la seguridad social y el espinoso tema migratorio, concentran el interés del electorado y por ende de quienes buscan sus preferencias. De allí que sea obvia la deducción que, como ha venido siendo su apuesta en los últimos tiempos, Estados Unidos, sea quien sea su presidente, seguirá enfocado en sus políticas interiores, dejando de lado o relegando a un segundo lugar sus vínculos foráneos.

A pesar de esto, algunos puntos de inflexión claves en la agenda internacional de EEUU para los próximos meses, vale decir en el plazo inmediato y mediato ameritan atención de calidad. Por ejemplo, China. País con quien se mantiene una relación de amor/odio donde la crítica acerca de la situación de los derechos humanos, el Tíbet o Taiwan -crítica cada vez más silenciosa por cierto- coexiste con una relación comercial y financiera complicada donde la balanza privilegia de momento al coloso asiático. Coloso que además se ha sabido posicionar muy bien su ámbito regional propio y allí Estados Unidos tiene poco o nada que hacer. China le seguirá dando dolores de cabeza a la Casa Blanca y a las finanzas del país.

Europa, como socio por excelencia de Estados Unidos, será otro aspecto destacado donde los temas de la seguridad trasatlántica en el marco de la OTAN y la crisis que embarga al viejo continente cuyos efectos se sienten con fuerza en los mercados bursátiles de todo el mundo, los de Nueva York incluidos, coparán el escenario. La coordinación para mantener posturas comunes frente a situaciones complejas de Medio Oriente y el rol que le toca jugar a Turquía -esa especie de bisagra entre la OTAN y la Unión Europea que no es bien vista por todos- serán fundamentales también.

Ya que hablamos de Medio Oriente, la «moda» de ese proceso político que se dio en llamar la «primavera árabe» ya es historia. Empero, problemas subyacentes dejados por las cenizas de dicho fenómeno permanecen sin resolver, en particular el problema de la ingobernabilidad y las pugnas tribales en Libia, junto con la democratización egipcia en la que el islamismo se enfrenta al secularismo, y donde además los militares se niegan a ceder más cuotas de poder que las que ya, por fuerza de las circunstancias, no detentan.

En otro orden de ideas, pero en la misma zona, el conflicto palestino-israelí sigue siendo la tarea pendiente de los Estados Unidos, que no ha sabido retomar el proceso de paz, ni impulsarlo. La relación con Israel es difícil mientras de ese lado y del lado palestino las posiciones se radicalizan. El ‘status quo’ actual donde todo está semi-paralizado no podrá permanecer por mucho tiempo. Otro tema, el sirio. Apoyar militarmente o no a los rebeldes que luchan contra al Assad. Hacer una reingeniería política de la oposición que acelere la transición política. ¿Pactar con el régimen quizás? Solo dudas, ninguna respuesta clara en el horizonte con el temor de que el conflicto se desborde, como ya hay muestras en ese sentido, hacia Turquía y el Líbano.

Irán, ese Estado paria de la comunidad internacional que elude el escrutinio y mantiene su verbo encendido contra todo aquel que se le oponga. Las conversaciones con la Agencia Internacional de Energía Atómica en punto muerto. Las negociaciones a múltiples bandas igual. Posibilidad de diálogo directo entre Teherán y Washington, negada de plano por ambos bandos a pesar de los rumores difundidos en la prensa estadounidense en sentido contrario. Irán es una amenaza real a su entorno y al resto del mundo. Sanciones van y sanciones vienen y empero, no parece que la situación en el terreno haya cambiado demasiado.

Y ya que hablamos de Siria e Irán, mencionemos a uno de sus más enconados aliados: Rusia. La Rusia donde la democracia ‘sui generis’ de Putin con nostalgia soviética, acelera las cortapisas a las libertades fundamentales, artilugios legales y fraude electoral de por medio. Moscú perdió por completo su órbita de influencia y en paralelo mantiene una amplia red de alianzas comerciales por encima de cualquier premisa moral. Pero el problema es que Rusia aún se cree una potencia y hará todo por demostrarlo, pasando por ejemplo, por obligar a la comunidad global a tranzar con el Kremlin para lograr soluciones a problemas apremiantes en rincones como el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, donde su voto favorable sigue siendo requerido.

Por último, Afganistán. La salida de las tropas extranjeras que se hace apresuradamente en razón de costes económicos no viene acompañado de un sistema que garantice la paz y la seguridad en el país que sigue hoy, acogiendo a los Talibanes. Y del otro lado de la conflictiva e impenetrable frontera, Pakistán se hunde en el abismo mientra sucumbe al oscurantismo del fanatismo religioso que da muestras claras de su bajeza con casos tristemente célebres como el reciente de la niña Malala, hoy hospitalizada en suelo británico tras ser tiroteada, tan solo por defender el derecho de las niñas a ser educadas.

Como puede notarse, nuestra región no la estoy incluyendo dentro de las prioridades internacionales de Washington. Y ello es por una razón clara: no seremos una prioridad. Ni México, ni Cuba, ni Colombia, ni Brasil, ni mucho menos Venezuela. Promesas de acercamiento en deseos se quedarán. Habrá relaciones importantes de modo coyuntural y una que otra polémica circunstancial que captará la atención mediática. Pero Estados Unidos mantendrá su mira en otros rincones del globo y no precisamente en su propio vecindario.

Omar Hernández
Internacionalista