Una serie de autores -Kaldor, Duffield, Gray, Holsti, Snow, entre otros – fundamentándose principalmente en datos obtenidos en estudios de casos, han generado una corriente de pensamiento que propugna la ocurrencia de grandes cambios en la naturaleza de los conflictos armados posguerra fría, por lo que afirman que puede hablarse de la existencia de “nuevas guerras”. Otros autores las catalogan también como guerras no clausewitzianas.
Según esta corriente, existen una serie de variables que caracterizan a los conflictos armados de la actualidad, entre los más importantes tenemos las siguientes: la lucha es entre facciones internas de una nación, participan actores no-estatales tales como grupos terroristas, señores de la guerra y la delincuencia organizada, la razones del conflicto son étnicas o religiosas, así como también económicas y hay un gran impacto social y humano que se visualiza en gran cantidad de victimas civiles y grandes desplazamientos humanos, ya que la mayoría de la violencia se dirige hacia la población civil.
Además de lo expuesto algunos de estos autores señalan que la globalización contribuye a erosionar la autoridad del estado, lo que implica el debilitamiento del control estatal sobre el monopolio de la violencia lo que a su vez genera estados frágiles, que son por cierto, el escenario de más de las tres cuartas partes de los conflictos posguerra fría.
Ahora bien consideramos que todo lo antes expuesto no implica necesariamente que pueda hablarse de “nuevas guerras”. Existen elementos históricos que señalan que no hay tal novedad, como la que intentan exponer tales autores dentro de los conflictos armados actuales. Si por ejemplo, se coloca el punto de comparación de las “viejas” y las “nuevas” guerras, en tiempos pretéritos al tratado de Westphalia (1648), puede observarse que los conflictos armados se desarrollaban principalmente entre entidades no-estatales y, en general, como señala Newman puede decirse que todos los factores que supuestamente caracterizan a las “nuevas guerras”, realmente han estado presentes en la gran mayoría de los conflictos armados a lo largo de la historia, si bien con distintas gradaciones.
No obstante, y afortunadamente, pareciera probable que esta discusión pueda haber contribuido a erosionar las concepciones existentes antes de la década de los ’90 sobre lo que debería comprender la agenda de seguridad internacional, en la cual actualmente se concuerda sobre la necesidad de que debe incluir dimensiones no militares, tales como la económica, política, ambiental, social, etc. extendiéndose por lo tanto hacia un concepto de “seguridad humana”.
En un próximo artículo expondremos algunas características de la conflictividad en el período de la “guerra fría” y señalaremos algunas cifras sobre la misma, especialmente sobre las pérdidas de vidas humanas, para realizar una comparación cuantitativa con el período analizado en estas líneas.
@leopoldocolmena
