Editorial: La errática política comercial - Runrun
Sendai Zea Jun 05, 2012 | Actualizado hace 12 años
Editorial: La errática política comercial

Cuando se revisa el “Ier Plan Socialista de la Nación 2007 – 2013” uno de los principales enunciados es el de obtener la soberanía en cuanto a producción se refiere. Hoy, casi 6 años después de la reelección de Hugo Chávez como presidente de la República nada más alejado de la verdad.

El deterioro del aparato productivo nacional, por diversas razones: estatizaciones, expropiaciones, controles de precio, CADIVI, poca seguridad jurídica y personal, dificultad para realizar inversiones directas, burocracia, corrupción, aunado a los compromisos políticos de este gobierno, ha provocado que nos convirtamos en un país importador de productos que anteriormente producíamos con gran eficacia. Como indica el Banco Central de Venezuela entre 1997 y 2009 las importaciones por parte del Estado representaban un promedio de 16,3% (bastante alto por demás) y en 2011 ya estaban por un 35%. Para este año, en su primer trimestre ya van por 64% lo que significa que cerrarán con un promedio superior al del año pasado, es decir el Estado es el gran importador – empresario. Pero lo más grave no eso, es lo que se importa: la mayor parte de los alimentos de la cesta básica, lo que nos hace cada día más dependientes del exterior, evidenciando el fracaso de la llamada “soberanía alimentaria” ya que principalmente los productos que consumimos como harina, carne, leche, azúcar, bovino, arroz, maíz y café provienen de Nicaragua, Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador entre otros. Claro está que muchas de estas importaciones se realizan con la finalidad de colocar esos productos en los mercados del gobierno a precios más bajos con fines populistas.

Adicionalmente hay otros renglones que hacen que aumenten las importaciones del Estado: la compra de armas a Rusia por cerca de U$ 5 mil millones en los últimos 7 años y la importación de productos químicos para la industria petrolera. Ni hablar de productos de consumo masivo y algunos más elaborados, como la manufactura, que prácticamente no se producen generando una economía de puerto, que a su vez es estratégicamente susceptible.

Agravando todo lo anterior, el retiro de la CAN nos ha dejado desguarnecidos ante la invasión de productos de otros países y a precios más altos, por los aranceles que deben cancelarse, lo que termina repercutiendo en el consumidor final.

Como conclusión a todo lo anterior las políticas comerciales adoptadas por el gobierno nos hacen cada día más dependientes y susceptibles al exterior y si no se toman las medidas que mejoren esta situación tardaremos más en recuperar la productividad.

Para dejar de ser un país importador debemos de darle preferencia a nuestra industria nacional, y eso es una política coordinada que incluye al Estado y a la empresa privada. Si bien la receta de la “sustitución de importaciones”, modelo propuesto por la CEPAL en los 70s y 80s, podría calificarse de fracaso, no pueden dejarse de lado algunas de las enseñanzas que nos dejó. Se habla de cambiar el modelo de desarrollo económico que deje de depender menos del Estado, que disminuyan sus compras y que además incentive a la empresa privada a incrementar la producción garantizando seguridad jurídica. Por ahora, seguimos siendo navegando sin norte en un mar de políticas comerciales erradas.

 Manuel Avendaño

@manuelavendano

 @diploos