¿Relaciones internacionales 2.0?: Internet en la política mundial - Runrun
¿Relaciones internacionales 2.0?: Internet en la política mundial

La política internacional ha sufrido notables mutaciones en los últimos años habida cuenta de los rápidos y abruptos cambios que han impactado el sistema mundial. Pero probablemente el fin del bipolarismo, la irrupción del terrorismo islámico o los contagios de las crisis financieras, no pueden ser analizados del mismo modo que la emergencia de un nuevo actor.

El Estado omnipresente en la escena global, compartía hace rato espacio con los entes internacionales y las organizaciones no gubernamentales, además de las corporaciones transnacionales. El detalle, es que este nuevo actor es invisible pero está allí: la Internet.

Durante años se pensó que la Internet sólo serviría para el intercambio de datos e información y aligerar y abaratar la comunicación. Sin duda que la brecha digital de la que tanto se habla en los foros de Naciones Unidas, genera una evidente distancia entre las capacidades de desarrollo integral de aquellos países que están a la vanguardia de las telecomunicaciones y aquellos que están aún en la retaguardia o que ni siquiera visualizan esta última.

Hoy en día sin embargo, la Internet ha tomado por asalto la política internacional y ello se ve de varias maneras. Por ejemplo, la absoluta totalidad de los organismos internacionales y la mayoría de los gobiernos de los países avanzados e intermedios, tienen presencia en las redes sociales principales (con Facebook y Twitter a la cabeza), para mantener un instrumento de comunicación expedita con sus “amigos” o “seguidores” y permitirle al ciudadano de a pie, contactarles sin las trabas burocráticas y administrativas tradicionales en dichas instancias.

Pero hay más. Esas mismas redes sociales son profusamente empleadas en las campañas electorales. Ello comenzó con fuerza en los Estados Unidos hacia mediados del 2008 y se ha ido expandiendo a numerosos otros países.

La Internet ha servido, para generar cambios políticos saltándose los mecanismos de censura aplicados a los medios de comunicación ortodoxos. Gracias a la facilidad de las tecnologías de la comunicación, cuyo grado de avance aumenta en la misma medida que su efectividad, millones de activistas han podido convocar marchas, transmitir o difundir ideas, dejar sentir su opinión o denunciar violaciones de derechos humanos y masacres. Donde hemos podido ver esto con notoria particularidad, es en el fenómeno o proceso político de la primavera árabe y en el movimiento de los “indignados” en España y los “occupy” en Estados Unidos.

Las cumbres y reuniones de alto nivel de dignatarios son seguidas de cerca por los internautas no sólo a través de las redes sociales “oficiales” sino de las cuentas propias de los diplomáticos, políticos, asistentes e incluso corresponsales extranjeros y enviados especiales.

Las reuniones “a puerta cerrada” del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, ya no son tales. Hoy es posible enterarse con lujo de detalles y en simultáneo de todas las discusiones que dicho conciliábulo diplomático muchas veces no desea que sean hechas públicas. Varios representantes de distintos países y los periodistas acreditados, “twittean” sin tapujo los más mínimos pormenores de las reuniones y hasta publican los borradores de los informes y proyectos de resolución antes de su circulación incluso interna.

Somos testigos de excepción del fin de la otrora denominada “diplomacia de micrófono”, que consistía en mantener pugnas verbales por televisión entre los gobiernos. Ahora es la Internet el espacio etéreo donde las “peleas” diplomáticas se llevan a cabo. Es la premisa wilsoniana de la «diplomacia pública» llevada al paroxismo.

Así las cosas, los grupos terroristas fundamentalistas, los anarquistas, los comunistas del trasnocho guerrillero, los neonazis y acólitos del racismo regenerado… conviven con los grupos pro derechos humanos, asociaciones de periodistas y de ciudadanos… quienes a su vez coexisten con el poderoso Pentágono, el Kremlin y la misma ONU.

En tal pléyade de protagonistas, es natural entender el por qué las tecnologías de la información y la comunicación dejaron de ser vistas sólo como un instrumento de desarrollo. Son un instrumento político, un actor político de carácter internacional, y como tal ha de ser considerado.

Los esfuerzos de algunos gobiernos por “tumbar” servidores de ciertas páginas, impedir o bloquear el acceso a determinados sitios web, censurar contenidos de búsqueda en la red, se explican por sí solos. De allí las sanciones anunciadas por Obama el Lunes pasado, a aquellas empresas que colaboren en ello. Mientras algunos gobiernos ven en la Internet un aliado, otros la ven como un enemigo.

@omarhUN