El poderío chino por Adriana Boersner - Runrun
Sendai Zea Feb 22, 2012 | Actualizado hace 12 años

 

China, país que tiene las mayores reservas de dinero del mundo, resulta hoy el socio ideal para una Europa en crisis, y vital para un país como Estados Unidos, dado que el gigante asiático es un acreedor importante de la deuda estadounidense, ostentando cerca de $1,2 billones en bonos del Tesoro.

Con respecto a Europa, China ha dicho estar dispuesta a ayudar al conjunto de países de la Unión Europea (UE) para resolver el problema de la deuda, después que los ministros de finanzas de la zona euro acordaran el último rescate para Grecia.

Tras la Cumbre Unión Europea-China, celebrada el 14 de febrero, el gigante asiático no sólo reafirmó ser el primer proveedor de productos manufacturados para el bloque europeo, sino que además, creó cooperaciones de desarrollo urbano con los europeo, acordó la colaboración en temas internacionales como el controvertido programa nuclear iraní, la crisis en el Medio Oriente, específicamente Siria, y la situación en Birmania-Myanmar.

Los intercambios comerciales rondan hoy, los 1000 millones de euros al día, y la cooperación comercial resulta ser en la actualidad, una de las más beneficiosas para Europa.  El ascenso ha sido indiscutible. En 1980, China ocupaba el puesto 25 entre los destinos de exportación de la Unión Europea, en la actualidad, es el principal mercado de exportación para los europeos.

Pekín es un socio esencial al que tendrán que recurrir para conseguir fondos, a pesar de todas las trabas que siguen existiendo en las relaciones dado temas espinosos que aún siguen sobre la mesa de discusión. China sigue siendo un país que viola los derechos humanos, además del embargo de venta de armas a Pekín, tras el histórico episodio de la matanza de la plaza de Tinananmen en 1989, donde un grupo de estudiantes y personas manifestaban a favor de cambios y de la instauración de una democracia.

Estados Unidos como prioridad. El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, recibió la semana pasada al vicepresidente chino, Xi Jinping, en el marco de una relación bilateral que se encamina a proyectar políticas exteriores de cooperación en la próxima década, y que según algunos analistas, es una política de reciprocidad prioritaria para los chinos.

Pidiendo jugar con las mismas reglas, Obama marco el tono de la reunión refiriéndose a puntos álgidos de la política exterior de ambos países, y de la política interna de China. La competencia económica y el ascenso del poder chino en las últimas décadas, es una preocupación latente para los Estados Unidos debido a la supremacía que está ejerciendo el país asiático en ciertos mercados. Asimismo, el cumplimiento de los derechos humanos y otras responsabilidades en materia internacional e interna como el trato a las minorías, es otra de las preocupaciones que giraron en el encuentro y en los discursos de confrontación que en el pasado tanto Washington como Pekín han librado.

Los funcionarios estadounidenses han recordado que China tiene sus propios problemas que saltan a la vista no sólo dentro del marco de la crisis financiera y económica mundial, sino, de procesos internos como el envejecimiento de su fuerza laboral y la necesidad de pasar de un modelo económico basado en las exportaciones a otro más centrado en la demanda interna.

Una colaboración más estrecha llevará tiempo debido a las discrepancia ideológicas y también los intereses que tienen tanto Estados Unidos como China, en el actual y futuro escenario internacional. Lo que sí está claro, es que para convivir de la mejor manera posible, será necesario del esfuerzo y el compromiso de los países poderosos para vencer las adversidades, tanto internacionales como internas.

China, para demostrar su poder en tiempo de crisis, no deberá parecer estar en mejor forma que el resto de la mayoría de los países, sino, verdaderamente estar en mejor forma. La burbuja inmobiliaria tendría que dejar de presentar fugas, los signos de desaceleración deben frenarse, el envejecimiento de la población y la tasa de desempleo, además de los altos índices de inflación, serán temas que el gobierno de Pekín tendrá que atender.

 

@aboersner