Editorial: La Alba se militariza - Runrun
Sendai Zea Feb 07, 2012 | Actualizado hace 12 años

Todo comenzó como una respuesta anti-liberal al proyecto del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). La falta de interés de las grandes economías; como Brasil, más interesado en fortalecer su imperio económico del sur, o México, demasiado cómodo con su TLC norteamericano; se mezcló con la agitación anti-estadounidense encabezada por Venezuela y coordinada desde Cuba, y así surgió la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA). Desde aquella cumbre en Mar del Plata hasta hoy, la ALBA ha pasado por cambios formales, sobre todo en su nombre, aunque siempre conservando sus siglas y su confrontación hacia Washington. Pero son los cambios de fondo los que nos interesan.

Antes de que los aviones colombianos de la Operación Fénix dejasen caer sus proyectiles sobre el campamento ecuatoriano de las FARC, Chávez había propuesto un cambio más que nominal: la ALBA sería la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América. No es trivial pasar de “Alternativa” a “Alianza”, si bien ya no era alternativa a nada, pues el ALCA se había sustituido por una serie de TLC bilaterales de los Estados Unidos con países latinoamericanos, el cambio a “Alianza” no era forzado, a menos que se estuviesen considerando otros escenarios. Una alianza es un acuerdo para crear un esquema de defensa colectiva, es decir, tiene por definición características militares. Luego vino el anuncio de la Escuela de Defensa de la ALBA, con sede en Bolivia: un mensaje enfático a la cooperación militar estadounidense-colombiana, y quizá un disuasivo hacia Brasil. En esta instancia, la ALBA manifestaba la intención de desarrollar una doctrina militar conjunta. Ahora, en la más reciente cumbre de la alianza en Caracas, se plantea la necesidad, siempre por iniciativa venezolana, de crear el Consejo de Defensa de la ALBA, un mecanismo de coordinación estratégica que haga operativa la doctrina anti-imperialista.

La evolución que señalamos muestra una clara tendencia a la militarización del principal instrumento de política exterior multilateral del gobierno de Chávez. Un paso lógico, a partir de la situación actual, sería la creación de unidades multinacionales (¿martianas-sandinistas-bolivarianas?). Pero, antes de adelantarnos a los acontecimientos, debemos que hacernos algunas preguntas: ¿es real la amenaza? Siendo la mayor parte de los gobiernos de la ALBA autoproclamados “democráticos”, ¿hay algún consenso social con respecto al mecanismo diplomático devenido en militar? ¿Por qué los costos operativos de la alianza son asumidos sólo por Venezuela si es un esfuerzo colectivo? La lista de preguntas sería mucho más amplia si nos alcanzara el espacio, pero por lo pronto debemos advertir sobre el incremento en los costos económicos y políticos que para los venezolanos tiene la militarización de la ALBA. Se espera que los mecanismos de defensa colectiva identifican muy bien sus amenazas antes de embarcarse en transformaciones profundas, y la amenaza expuesta por el gobierno venezolano no parece resultar convincente para, al menos, la mitad de la población. Surge el tema ético-político de sostener con fondos públicos nacionales un proyecto parcializado de una particular corriente ideológico-partidista, sin contar con los riesgos políticos que se asumen en nombre de toda la sociedad al confrontar, de un modo poco fundado, a grandes poderes mundiales y regionales que, además, son nuestros socios.

La política exterior es la menos democrática de la todas las políticas públicas, y en el caso venezolano esa sentencia se patentiza día a día.

@diploos