¿Por qué no termina de caer Al Assad? por Adriana Boersner - Runrun

Hay varios factores que distinguen el caso y la crisis en Siria con el resto de países que se han visto sacudidos por las manifestaciones políticas y sociales de la llamada Primavera Árabe, trayendo como consecuencia que la permanencia en el poder para Bashar Al Assad haya sido mucho mayor que la de Ben Alí, Hosni Mubarak, Muamar Gadafi o Alí Abdalá Saleh.

La primera de ellas es que Siria cuenta con un aliado fuerte en la región, Irán, que a pesar de tener sus propios problemas, asegura una amistad que resulta conveniente por aspectos geoestratégicos. En segunda instancia, la militarización de la revuelta ha permitido que el gobierno se escude y beneficie con el uso de la violencia para 1) controlar la situación en aras del bien común, y, 2) legitimarse internamente.

Asimismo, el aparato militar en Siria es sólido a diferencia de otros casos como el de Túnez, como para resistir una sublevación que resulta difusa y dispersa, por las mismas características de los grupos que se oponen al gobierno, y también por el control que mantienen en el terreno, diferencia con el caso egipcio.

Sin embargo, y más allá de la violencia que se ha prolongado en Siria, entre dos bandos – como son el grupo formado por desertores, por un lado, y un régimen determinado a utilizar toda la maquinaria posible para aplacar las revueltas populares, por otro-, habría que tomar en cuenta también, las dimensiones que van más allá de las políticas. Por ejemplo, en la región de Homs, se está generando una violencia que ya involucra una guerra confesional entre grupos musulmanas: alauitas y sunitas.

El Consejo de Seguridad abordó el martes, la situación de los derechos humanos y la violencia registrada en Siria, discutiendo sobre la base de un proyecto de resolución propuesto por Marruecos y la Unión Europea, la salida del poder de Al Assad. Esta propuesta cuenta con el rechazo contundente de Rusia, aliado de Damasco, al igual que la oposición, aunque disminuida, por parte de China.

El problema aquí, más allá de las tácticas de blindaje del gobierno sirio a través de sus fuerzas militares, las discusiones y actuaciones de la comunidad internacional, tenemos que evaluar también, qué está pasando con la oposición política a lo interno.

¿Quién es quién en esta crisis?

Existe una gran fragmentación dentro de las filas de la oposición siria, que aunado a la ausencia de un liderazgo unido que formule planes de acción común, lo que ha traído como consecuencia, es que el gobierno se fortalezca ante la debilidad del enemigo.

En el Consejo Nacional de Siria- creado a semejanza del Consejo Nacional de Transición libio- se diluyen los esfuerzos necesarios para contrarrestar la violencia que imprime el gobierno a través de sus fuerzas militares, debido a que no cuenta con una organización y legitimidad mayoritaria en el país, y además, no posee brazos armados para contrarrestar a los militares que se mantienen con el gobierno.

El Consejo Nacional Sirio representa sólo un parte de la sociedad siria, de la comunidad suní, que es la mayoritaria en cuanto a grupo de confesión religiosa en el país, pero que a su vez ha sido la más dividida entre quienes apoyan al régimen, y quienes se oponen a él.

El Comité de Coordinación Nacional para el Cambio Democrático (CCNCD), lo integran fuerzas marxistas, kurdas y laica. Este Comité no cuenta ni con el aval ni el respaldo de alguna coalición internacional o país vecino de la región, ni con alianzas con otras fuerzas opositoras en Siria. A diferencia del Consejo, el CCNCD, rechaza la intervención extranjera, la violencia y el sectarismo, además de no planear directamente, el derrocamiento del gobierno.

El Consejo Revolucionario de los Comités de Coordinación Siria, está dirigido desde el exterior, y reúne mayoritariamente a ex militares. Apuestan por canales de resistencia violentos-armados, distanciándose igualmente de los dos grupos anteriores de oposición al gobierno de Al Assad.

El Frente Popular por el Cambio y Liberación (FPCL), surgió a instancia de dos partidos políticos sirios, el socialista nacionalista y el comunista, y de figuras independientes. Su idea es buscar el camino del traspaso del poder político por vías pacíficas, y un cambio constitucional. La crítica que se hace desde otras formaciones opositoras al FPCL es que resultan ser una expresión del régimen y no una verdadera fuerza contendiente.

El futuro de las revueltas en Siria se dirime en quién se alce con el liderazgo. Sin embargo, no hay que perder de vista que más allá de las diferencias existentes en la oposición, la crisis se puede complicar si se inicia una guerra civil generalizada en un escenario de resentimiento religioso. La permanencia en el poder también dependerá del comportamiento de la economía del país, la evolución en la correlación de fuerzas, diálogo y cooperación entre la oposición / oposición y gobierno, y de la credibilidad del régimen en la escena internacional y ante las fuerzas militares, que son quienes a fin de cuentas defienden el poder de Al Assad.

Por Adriana Boersner

@aboersner