La vida después de la Casa Blanca: qué hacen los presidentes de EE.UU. cuando dejan el poder
La vida después de la Casa Blanca: qué hacen los presidentes de EE.UU. cuando dejan el poder

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De izq. a der.: George H.W. Bush, Barack Obama, George W. Bush, Bill Clinton y Jimmy Carter foto: AP

 

«No hay nada más patético en la vida que un ex presidente», dijo, poco antes de dejar la Casa Blanca, el ex mandatario estadounidense John Quincy Adams (1825-1829). Será por eso que, lejos de abandonar el poder, se quedó en Washington y fue legislador en el Capitolio por 17 años, hasta el día de su muerte.

A partir de entonces las cosas cambiaron para los ex presidentes de Estados Unidos. Hoy, ser ex mandatario estadounidense no es patético, es lucrativo. Y mucho.

Desde hace varias décadas, los presidentes salientes reciben una importante pensión vitalicia, entre otros beneficios, y amasan su propia fortuna con libros y discursos requeridos justamente por su pasado como líderes del país más poderoso del mundo. Además, dejan en vida un legado en forma de fundaciones, bibliotecas o museos, por medio de las cuales buscan desde ayudar a cambiar el mundo hasta exhibir los cuadros que pintaron durante su vida post-presidencial.

El futuro de Obama

El próximo viernes al mediodía, cuando delegue el poder en su sucesor, Donald Trump, Barack Obama no hará sus valijas para dejar la capital estadounidense, como hicieron todos los presidentes desde hace casi un siglo. El presidente demócrata ya alquiló la casa donde se mudará con su familia, a unas cuadras de la Casa Blanca, hasta que se gradúe su hija menor, Sasha, de 15 años.

Esta situación abre el interrogante sobre el futuro de Obama, que deja la casa de gobierno con apenas 55 años, y su injerencia en la política estadounidense durante la era Trump.

«Los ex presidentes tienden a evitar hacer declaraciones públicas por un período de tiempo después de dejar el cargo, para permitir que el nuevo jefe de Estado tenga la oportunidad de gobernar. Con el tiempo, los ex presidentes a veces tratan de ser influyentes, en particular en la política partidaria, aunque generalmente detrás de escena», dice a LA NACION Anthony Clark, autor del libro The Last Campaign: How Presidents Rewrite History, Run for Posterity and Enshrine their Legacy.

«Creo que los presidentes más activos siguen siendo políticamente activos precisamente porque tienen algo en juego, es decir, tienen que luchar para preservar su legado. Obama está en esta posición ahora», señaló por su parte el especialista en historia presidencial de la Universidad de Kentucky Cody J. Foster, y mencionó a Herbert Hoover, Jimmy Carter y Bill Clinton como los líderes más activos en la post-presidencia.

Por lo pronto, el propio Obama dijo el año pasado que lo primero que planea hacer, el próximo sábado, será dormir. Luego, unas vacaciones familiares. ¿Y después? El presidente demócrata llegó a bromear con que necesitará crearse una cuenta en la red social LinkedIn para buscar trabajo. Y la semana pasada recibió una curiosa oferta laboral por parte de Spotify. Pero, fuera de eso, poco se sabe del futuro del primer presidente negro de Estados Unidos.

En su reciente conferencia de fin de año, dijo que se ve como «consejero» del Partido Demócrata y agregó: «Mi prioridad para cuando deje la presidencia es formar a la próxima generación de líderes (…) y quiero usar mi centro presidencial como un mecanismo para desarrollar a la próxima generación de talento». Es que Obama se sumará a la lista de 13 ex presidentes que fundan una biblioteca con su nombre para realzar las bondades de su presidencia. En su caso, estará en Chicago, la ciudad donde maduró políticamente, junto con la Fundación Obama, que promete ser la próxima cuna de dirigentes demócratas del país.

«Mi prioridad para cuando deje la presidencia es formar a la próxima generación de líderes y quiero usar mi centro presidencial para eso»»»

Aunque Obama todavía no tenga trabajo asegurado y deje de percibir su salario anual de 400.000 dólares como presidente de Estados Unidos, el dinero no es un problema para él. Ni para ningún mandatario que deja la Casa Blanca, al menos en los últimos 60 años.

En 1958, el Congreso estadounidense sancionó la Ley del Ex Presidente (Former Presidents Act), después de que el ex mandatario Harry Truman reclamara que no tenía dinero para contestar las miles de cartas que le llegaban. El Capitolio consideró entonces necesaria una ley para «mantener la dignidad» de los ex presidentes y, a través de esa norma, garantiza a los ex jefes de Estado una pensión vitalicia similar al sueldo de un ministro. En 2016, fue de 205.700 dólares por año.

Además de la pensión, Obama tiene otros ingresos asegurados. De 2005 a 2015, obtuvo más de 15 millones de dólares por las ventas de sus tres libros: Dreams from My Father (Sueños de mi padre), The Audacity of Hope (La audacia de la esperanza) y el infantil Of Thee I Sing (A ti te canto), según sus declaraciones de impuestos. Además, antes de ganar las elecciones de 2008, había firmado un contrato con una editorial para escribir un libro de no ficción, que quedó en stand-by durante sus dos mandatos, al que se sumó otro jugoso contrato para escribir sus memorias.