El juez Gilmar Mendes aceptó una petición del opositor Partido Popular Socialista (PPS) y anunció que dejaba sin efecto el nombramiento pues este «claramente» tuvo el objetivo de obstruir la Justicia.

«La presidencia le emitió una especie de salvoconducto» para «impedir el cumplimiento de una orden de detención de un juez de primera instancia», declaró Mendes.

Recurso

La medida determina que todos los procesos contra el exmandatario por lavado de dinero y falsificación permanezcan en manos del fiscal Sérgio Moro, responsable de la investigación por el escándalo de corrupción de la petrolera estatal Petrobras.

Como Mendes es miembro del Tribunal Supremo Federal, su decisión se impone a todas las sentencias de jueces de primera y segunda instancia sobre el asunto y tan solo puede ser revisada por el pleno de la máxima corte, a la que el gobierno tendrá que presentar un recurso.

La sentencia llegó poco después de que Da Silva le hablara a miles de simpatizantes durante una manifestación pro gobierno celebrada este viernes en la ciudad de Sao Paulo. El expresidente le dijo a las multitudes que se estaba intentando hacer un «golpe de Estado» a la presidenta Dilma Rousseff.

En los últimos días miles de brasileños han salido a las calles para pedir la renuncia de la mandataria.

La crisis política del país se agravó tras la publicación de una escucha telefónica en la que Rousseff avisa a Lula de que le había enviado el documento de su designación como ministro para usarlo «en caso de necesidad».