El Papa pide una 'revolución cultural' para salvar el planeta en su primera encíclica
El Papa pide una ‘revolución cultural’ para salvar el planeta en su primera encíclica

LaudatoSi

 

El papa Francisco pidió el jueves una audaz revolución cultural para corregir lo que describió como un sistema económico «estructuralmente perverso» en el que los ricos explotan a los pobres y que convierte la Tierra en un «inmenso montón de porquería».

La primera encíclica del papa Francisco –la anterior fue escrita junto a Benedicto XVI—tiene 191 páginas, se titula Laudato si (Alabado sea, en italiano antiguo) y puede considerarse una declaración de guerra a las grandes compañías y a los gobernantes de los países más ricos que, “con el uso desproporcionado de los recursos naturales”, han contribuido al cambio climático y a la pobreza de una parte del planeta.

En un amplio manifiesto que espera tenga efecto en las negociaciones climáticas de la ONU, la política nacional y la vida cotidiana, Francisco explicó aspectos de la ciencia sobre el calentamiento global, un fenómeno que atribuyó a un modelo industrial injusto y basado en los combustibles fósiles que daña sobre todo a los pobres. En su documento citó las escrituras, a pontífices pasados y textos de obispos, y pidió a la gente de distinta confesión o aconfesional que experimente un despertar para salvar la creación divina para las futuras generaciones.

El texto critica a las grandes empresas y a los escépticos del cambio climático.

«No basta con equilibrar, a medio plazo, la protección de la naturaleza con las ganancias financieras o la conservación del medio ambiente con el progreso», escribió. «Las medidas a medias simplemente retrasan el desastre inevitable. Simplificando, es una cuestión de redefinir nuestro concepto de progreso».

Francisco dijo esperar que su documento inspire un cambio drástico en el corazón y la mente de la gente corriente en su vida cotidiana y en los que toman decisiones en la cumbre climática de Naciones Unidas de este año. Ahora debe escucharse «tanto el llanto de la Tierra como el llanto del pobre», afirmó.

«Esta visión de la ‘ley del más fuerte’ ha engendrado una inmensa desigualdad, injusticia y actos de violencia contra la mayoría de la humanidad, dado que los recursos terminan en las manos del primero en llegar o el más poderoso: el ganador se lo lleva todo», indicó Francisco en el texto. «Completamente opuestos a este modelo, están los ideales de armonía, justicia, fraternidad y paz propuestos por Jesús».

Francisco, químico de formación, asume como un hecho que el mundo se está calentando y la actividad humana es la principal responsable.

«La Tierra, nuestro hogar, empieza a verse más y más como un inmenso montón de porquería», escribió. Jorge Mario Bergoglio llega a advertir: “Es previsible que, ante el agotamiento de algunos recursos, se vaya creando un escenario favorable para nuevas guerras, disfrazadas detrás de nobles reivindicaciones”.

La encíclica se refiere a la deforestación de la Amazonía, el deshielo de los glaciares árticos y la muerte de arrecifes de coral, y critica a los «obstruccionistas» escépticos climáticos que «parecen más preocupados de enmascarar los problemas u ocultar sus síntomas». Y culpa a los políticos de atender más a los intereses de la industria del petróleo que a las escrituras o al sentido común.

También elogia el estilo sencillo por el que se le conoce, rechazando el aire acondicionado y las urbanizaciones cerradas en favor de coches compartidos, reciclaje y la cercanía con los pobres y marginados. El papa pide políticas valientes, radicales y a largo plazo para que el suministro eléctrico del mundo haga una transición de los combustibles fósiles a energías renovables, y señala que la compraventa de créditos de emisiones de dióxido de carbono no resolverá el problema, y es sólo «un ardid que permite mantener el consumo excesivo de algunos países y sectores».

«Nadie propone volver a la Edad de Piedra, pero sí debemos frenar y mirar a la realidad de forma diferente, apropiarnos del progreso positivo y sostenible que se ha hecho, pero también recuperar los valores y los grandes objetivos arrollados por nuestros desatados delirios de grandeza», escribió Francisco.

Francisco sí trata el aborto y cuestiones de población en la encíclica, y critica a los ecologistas que muestran preocupación por conservar la naturaleza, pero no las vidas humanas.

 

Consecuencias y opiniones

VATICANO-ENCICLICA AMBIENTAL

 

Los científicos expertos en medio ambiente creen que el documento, la primera encíclica sobre el medio ambiente, podría tener un efecto drástico en el debate sobre el clima, al sumar la autoridad moral del muy popular Francisco a un asunto que durante años se ha debatido sólo en términos científicos, económicos y políticos.

La encíclica podría «cambiar la forma en la que la gente piensa en esto», indicó Veerabhadran Ramanathan, científico en la Institución Scripps de Oceanografía.

«Ya no es política», señaló, indicando que a la gente suele resultarle difícil comprender conceptos científicos, pero responde a argumentos enmarcados en la moral y la ética.

Por su parte, la industria energética no tardó en criticar la encíclica y su mensaje contrario a los combustibles fósiles.

«La simple realidad es que la energía es el ingrediente esencial del mundo moderno», afirmó Thomas Pyle, del Instituto de Investigación de Energía, un grupo conservador que defiende el libre mercado. «La aplicación de energía asequible hace mejor todo lo que hacemos: producción de alimentos, manufactura, sanidad, transporte, calefacción y aire acondicionado».

La encíclica «Laudato Si» («Alabado sea») son 191 páginas de Francisco en estado puro. Es un texto accesible y directo lleno de dardos que harán sentirse incómodos a muchos conservadores y escépticos climáticos, incluido el Congreso de Estados Unidos, que acogerá en septiembre el primer discurso de un papa en el Capitolio.

Es probable que incomode a varios aspirantes a la presidencia de Estados Unidos, dado que algunos republicanos, entre los que hay católicos, dudan de los argumentos científicos sobre el cambio climático y han dicho que el pontífice debería mantenerse al margen del debate.

«No creo que debamos politizar nuestra fe», dijo el aspirante a la candidatura republicana a la presidencia Jeb Bush, converso al catolicismo, la víspera de que se publicara la encíclica. «Creo que la religión debería tratar de hacernos mejores como personas, y menos sobre cosas que terminan en la esfera política».

Sin embargo, uno de los argumentos centrales de Francisco es que en realidad no hay distinción entre los seres humanos, su fe y el medio ambiente.

«Todo está relacionado, y nosotros los seres humanos estamos unidos como hermanos y hermanas en un maravilloso peregrinaje, entrelazados con el amor de Dios por cada una de sus criaturas y que también nos une en cariñoso afecto con el hermano Sol, la hermana Luna, el hermano río y la madre Tierra», escribe.

El científico al que se atribuye el objetivo de mantener el calentamiento global por debajo de 2 grados Celsius (3,6 Fahrenheit) dijo que la encíclica del papa Francisco da en el blanco.

En la presentación de la encíclica, John Schellnhuber dijo que todo el contenido «se corresponde con las pruebas científicas. Esto es muy gratificante».

Schellnhuber demostró cómo la Tierra se ha calentado a lo largo de la historia. Rechazó el «mito» según el cual el crecimiento de la población en el mundo en desarrollo es responsable de destruir el ambiente.

Por su parte, grupos ambientalistas elogian al papa por exponer varios de los argumentos que ellos presentan desde hace años, entre ellos que los pobres del mundo son los que más padecen las consecuencias del cambio climático.

La presidenta del Fondo Mundial para la Vida Silvestre (WWF por sus siglas en inglés), Yolanda, Kakabadse, dijo que el mensaje papal «agrega un necesario enfoque moral» al debate sobre el cambio climático, que «afecta la vida, ingresos y derechos de todos, sobre todo las comunidades pobres, excluidas y más vulnerables».

Rhea Suh, del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales, dijo que el Papa «implora a las personas de buena voluntad en todas partes a cumplir con nuestra obligación moral de proteger a las futuras generaciones de los peligros de un mayor caos climático al cumplir con nuestro deber ético de actuar».

El dirigente de Greenpeace, Kumi Naidoo destacó los pasajes de la encíclica que piden medidas para reducir las emisiones de carbón, incluso con el reemplazo de combustibles fósiles por energía renovable. «Es un llamado claro como el cristal a los inversores responsables, jefes de empresa y dirigentes políticos a acelerar la revolución de la energía limpia».

 

*Con información de Associated Press y El País