La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, ha anunciado este miércoles en una entrevista que ha pedido la renuncia a todos los ministros de su Gobierno. La mandataria ha informado en el Canal 13 que se tomará tres días para pensar qué funcionarios seguirán ocupando sus carteras y los que dejen sus funciones. El profundo cambio en el Gobierno llega 14 meses después de que Bachelet llegara por segunda ocasión al palacio de La Moneda.

«Hace algunas horas le pedí la renuncia a todos los ministros. Me voy a dar 72 horas para tomar la decisión de quiénes se quedan y quiénes se van», ha señalado Bachelet en una entrevista concedida al periodista Mario Kreutzberger, popularmente conocido como Don Francisco. «No quiero hacer las cosas a la loca ni aceleradamente. Le he pedido también a los ministros que en este periodo sigan trabajando con fuerza hasta que yo decida», reveló la mandataria.

La mandataria dijo que los cambios que llevará a cabo se deben a ‘múltiples elementos’ y que espera que la medida fortalezca al Ejecutivo para impulsar las reformas que está impulsando en Chile.

El anuncio de la presidenta chilena llega seis días después de que revelara una profunda reforma para erradicar las malas prácticas en la política y en los negocios. «Será una de las reformas que marcará el legado de mi Gobierno y la voy a conducir personalmente, con toda mi energía y sin temor», señaló la Jefa de Estado en una transmisión televisada a todo el país.

La indignación ciudadana había comenzado a apoderarse de Chile tras la revelación de escándalos de corrupción. Algunos de ellos habían salpicado a su hijo mayor, Sebastián Dávalos y a su esposa Natalia Compagnon, que habían participado en una trama de especulación inmobiliaria en medio de la elección presidencial de 2013.

Bachelet ha reconocido en la entrevista con Don Francisco que su hijo fue «imprudente» al participar en una reunión en noviembre de 2013 con el empresario Andrónico Luksic, vicepresidente del Banco de Chile, en la que se fraguó la entrega de un crédito millonario a la empresa de Compagnon, en la que también trabajaba Dávalos.

El escándalo, conocido como el caso Caval, provocó una aguda caída de la popularidad de la presidenta, que llegó a colocarse en un 31% con un rechazo del 64% y la sumergió en la más grave crisis política de su carrera. «El país ha conocido irregularidades, corrupción y faltas a la ética que afectan a la política y a los negocios. Eso es grave, porque deteriora nuestra democracia y crea abusos, privilegios y desigualdad. Los chilenos y chilenas están molestos”, había reconocido la socialista el pasado 29 de abril al anunciar un paquete de medidas para prevenir la corrupción, regular los conflictos de interés, el financiamiento de la política y la confianza en los mercados.