Tamoa Calzadilla
El 17 de agosto de 2014 se cumplió un año de la muerte de Mary Perdomo, presidenta de la Fundación «No a los biopolímeros, sí a la vida». Ocurrió en la madrugada de un domingo cuando celebraba su cumpleaños. Se autodefinía como «luchadora, guerrera y sobreviviente», porque a pesar de haberse inyectado sustancias de relleno en las caderas y padecer sus consecuencias: dolores, paralisis y complicaciones, creó el grupo para ayudar a mujeres y hombres en su misma condición.
Su esposo, Alexander José Gómez, quien ha continuado la lucha, comentó entonces que «ella estaba muy preocupada porque entregó una carta a la ministra de Salud, Isabel Iturria y no le había contestado. Yo no voy a dejar que la causa de Mary muera, velaré porque la ministra conteste, porque se logren las cosas por las que luchó. Espero que la prensa nos siga apoyando en eso».
Ambos residían en Valencia, estado Carabobo, desde donde operaba la fundación. Había señalado a varias «clínicas clandestinas» por colocar inyecciones de biopolímeros, pese a que fueron prohibidos en diciembre de 2012.
Meses antes del suceso, colaboró con los trabajos especiales que llevó a cabo la Unidad de Investigación que entonces hacía vida en Últimas Noticias.
Meses antes del suceso, colaboró con los trabajos especiales que llevó a cabo la Unidad de Investigación que entonces hacía vida en Últimas Noticias.
