Venezuela y el petróleo (IV) por Leopoldo López

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Otro objetivo estratégico que nos hemos planteado es la democratización del petróleo. Hay que democratizar, en primer lugar, el debate sobre el tema petrolero. Es y ha sido de las élites que gobiernan. La peor época la vivimos hoy, cuando no tenemos un simple presidente encargado de gerenciar Pdvsa. Tenemos un zar corrupto millonario y que maneja la industria y el petróleo como si fuese suyo. Además de la evidente corrupción del sistema de justicia y el secuestro de todos los poderes públicos por quienes gobiernan, porque el petróleo es un asunto de los “expertos petroleros”. Mientras el monopolio de los temas petroleros sea de los “expertos” y de quienes gobiernan, la tentación de privatizar la renta petrolera como lo hizo Gómez y hoy lo hace este gobierno seguirá intacta.

Una vez democratizado el debate, el siguiente paso es dar participación real a los venezolanos en el negocio petrolero abriendo oportunidades de inversión y ahorro en la industria petrolera.

Venezuela no es un país petrolero, son tres países petroleros en uno. Tenemos un país de crudos convencionales (medianos-livianos) en nuestros campos de oriente y occidente, tenemos otro país de crudos pesados en la faja petrolífera del Orinoco, y tenemos un país gasífero. Cada uno de estos países necesita una estrategia distinta para lograr su máximo desarrollo y aprovechamiento.

Un ejemplo muy claro para invertir es la faja petrolífera del Orinoco, pero son proyectos de altísimo nivel de inversión con estructuras de financiamiento distintas de la de los crudos convencionales. Los proyectos requieren inversión tanto nacional como foránea. Incluso si no pudiésemos participar en las inversiones de estos proyectos, a los venezolanos las leyes nos deberían garantizar la oportunidad de invertir en fondos de ahorros o compra de acciones en las empresas mixtas de la faja, con lo cual se garantizaría la transparencia de ellos, pues el gobierno se vería obligado a presentar cifras públicas. Adicional a esto se debería promover y apoyar a empresas de bienes y servicios de contenido nacional para que realicen sus actividades en la faja.

En el país de los crudos convencionales de oriente y occidente, la realidad actual es lamentable. Durante los últimos años, la producción de estos campos ha venido cayendo en picada (pérdidas de más de 500.000 barriles diarios desde 2008, el tamaño de la producción completa de Ecuador).

Sólo en crudos convencionales Venezuela cuenta con reservas superiores a los 80 millardos de barriles (40 veces las que tiene Colombia, 5 veces más que Brasil). Podríamos incrementar la producción de este tipo de crudos al activar una porción importante de los más de 20.000 pozos que hoy están cerrados; además, optimizar, gerencial y tecnológicamente, los que continúan activos.

Es en este país de los convencionales donde nosotros vemos la mayor participación activa del talento, capital y protagonismo de los nacionales. Impulsando empresas mixtas gerenciadas y capitalizadas por venezolanos, que produzcan y que se dediquen a optimizar el potencial de esos yacimientos asignados. En esta dimensión de los convencionales, proponemos la vinculación directa con los mercados de capitales, el criollo principalmente. También, que una parte de estas empresas vaya a la bolsa con la intención de abrir la oportunidad de ahorro y participación de los particulares, así como el impulso de la tan necesaria transparencia en el manejo del negocio petrolero.

Como vemos, democratizar el petróleo va más allá del punto evidente de democratizar la renta, que ha sido el único punto de debate a lo largo de nuestra historia rentista. Se trata de que todos los venezolanos sean conocedores del petróleo, se trata también de que podamos participar del negocio invirtiendo en su producción.

El Nacional