Manual para arruinar un país por Víctor Maldonado C. @vjmc - Runrun
Manual para arruinar un país por Víctor Maldonado C. @vjmc

920_latitud_venezuela_00_27

Para comenzar, entréguele la conducción del país a un tirano, sin compromisos con el Estado de Derecho, preferiblemente militar, y crea que “el hombre fuerte” es más importante que las instituciones. Lo segundo, permítale al caudillo la realización de una Asamblea Constituyente. Extienda el certificado de defunción al orden legal y transite por el desbarrancadero de la arbitrariedad y el barajo de todo lo que hasta ahora se ha pactado. En ese mismo momento aproveche y desguace el poder judicial e invéntese otros poderes, colóquele el adjetivo de moral, y designe a todos sus titulares a dedo. Exíjale lealtad y obediencia a su persona y no permita que se coman el cuento de que la ley está por encima de todos ellos.

Acabe de un solo plumazo con el resto de las instituciones republicanas. Vacíe de contenido y de presupuesto a las Academias, Universidades, Sindicatos y Organizaciones de la sociedad civil. Tenga cuidado de dejar sin financiamiento público a los partidos políticos y trate de corromper la clase política. Compre los que pueda, extorsione al resto y financie una sala situacional ocupada únicamente en volverlos polvo. Persiga la libertad de expresión, hostigue y saque de quicio a los propietarios de los medios de comunicación, no les de propaganda oficial y sométalos a cadenas obligatorias. Si se equivocan, póngales una multa, y si eso no es suficiente, ábrales procesos judiciales, llámelos ladrones, persiga a sus hijos, y al final, mande a un “boliburgues” a comprar los activos de la empresa a precio de remate.

Propicie grupos armados que le sean leales. Llámelos colectivos o fuerzas revolucionarias. Concédales territorio exclusivo y posibilidad de ejercer negocios ilegales que les generen rentas. Garantíceles impunidad y figuración pública. También organice milicias y uniforme a cuanto ocioso esté en la calle. Otórgueles sentido de pertenencia y prométales armas y autoridad. Compre todas las armas de guerra que pueda y exhíbalas en los desfiles militares y reuniones políticas para demostrar que la revolución popular está armada y quiere defenderse.

No persiga a la delincuencia. Favorezca el secuestro, la extorsión y el sicariato. Convierta la frontera del país en un santuario para las guerrillas de los países vecinos. Defina que todos los enemigos del imperio son automáticamente amigos y aliados de la revolución. Niegue la cifra de homicidios y transforme en delito cualquier comentario público al respecto.

Disuelva la disciplina militar. Deshaga la meritocracia en las FFAA, coloque a los peores a dirigirlas siempre y cuando sean leales. Concédales títulos rimbombantes como “Generales en Jefe” y a los que duden, mándelos a su casa o a la cárcel. Coloque a todos los que pueda en puestos públicos, y al resto regáleles cada cierto tiempo una “cajita feliz” con salario, carro, casa, equipos y demás utensilios favorecedores de la amnesia. A otros, otórgueles contratos e inmunidad.

Expropie todo lo que pueda. Viole sistemáticamente los derechos de propiedad. Controle las divisas del país y asígnelas mediante un régimen que deje fuera a las pequeñas y medianas empresas, limite el acceso de las grandes industrias y favorezca los  negocitos de los amigos y relacionados. Controle los costos de las empresas con medidas draconianas, impídales la decisiones estratégicas, intervéngalas todo lo posible y hágalas temer que en cualquier momento las van a expropiar. Aprovéchese de los pusilánimes para que sean los gestores del miedo. No olvide fijar los precios de los productos, y si es posible que estén por debajo de los costos. Use la ley del trabajo para estimular el ocio, desestimular a las empresas y deshacer el compromiso con la productividad. Patrocine grupos sindicales destructivos que produzcan razones para la intervención. Importe todo directamente. Haga trueque entre el petróleo y cualquier baratija sin calidad que quieran venderle.

Desconozca la autonomía del BCV, evite acumular reservas internacionales, invente fondos para desviar los recursos y no tener que rendir cuentas. Desfalque a PDVSA y al resto de las empresas públicas, llénelas de improductividad, distráigalas de su razón de ser, oblíguelas a regalar el petróleo a las naciones aliadas, quintuplique su nómina y coloque en la dirección a los más incapaces. No las audite y mucho menos permita que las investiguen. No entregue cifras y transfórmelas en una caja negra. No reconozca derechos sindicales a los trabajadores públicos y encarcele a sus dirigentes, o cómprelos con prebendas.

Olvídese de mantener la infraestructura del país. Regale esos recursos a países más pobres. Subordine los intereses de los ciudadanos al imperativo de la solidaridad entre los pueblos. No dude en mantener a flote a los hermanos cubanos y cómpreles asesorías y resguardo a precios de compinches internacionales.

Grite todos los días que ama al pueblo y que en su pecho palpita el corazón de la patria. Si piensa que se va a morir ponga al peor y más incapaz de sus colaboradores al mando. Use el sistema de medios públicos para el propio culto a la personalidad y no olvide que el principal enemigo es la realidad, por eso niéguela, ocúltela, escamotéela, busque culpables, invente pajaritos preñados, pero nunca, nunca de un solo paso atrás.

 @vjmc