Evo aprendió, ¿Maduro aprenderá? por María Elena Arcia Paschen
Evo aprendió, ¿Maduro aprenderá? por María Elena Arcia Paschen

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Es interesante lo ocurrido en Bolivia con un gobierno subproducto del fracasado socialismo del Siglo XXI y mucho más lo es, la inteligencia de su máximo líder al entender que en el Siglo XXI es indispensable contar con una economía que brinde bienestar para mantener la popularidad.

El presidente reelecto manifestó en su discurso que aprendieron lo que a otros les está costando su permanencia en el poder: “al pueblo no le deben faltar plata, alimentos, agua y energía….”.

En el caso nuestro es evidente que nuestros gobernantes, alienados por una retórica mohosa, no pueden quitarse la venda de los ojos que les impide ver a sus vecinos más cercano-no sólo territoriales sino ideológicos- y analizar como hoy en día están en mejor situación que en el pasado. El único país que escapa de esa clasificación es el nuestro. Pero lo peor de todo es que no vemos signos de mejoría en el corto plazo.

La situación petrolera mundial está prendiendo las alarmas para Venezuela, siendo hoy día el país, dentro de la OPEP, con mayor vulnerabilidad a los vaivenes de los precios.

Las nuevas técnicas de producción de crudo utilizadas en países como Estados Unidos de Norteamérica y Canadá (shale oil) han generado un aumento de la producción lo que está ocasionando una disminución de los precios del mismo y los expertos consideran que el precio podría estabilizarse en el rango de los US$ 70 por barril, lo que supondría para nuestro país una disminución enorme en los ingresos (entre 20% y 30%) con pocas probabilidades de recuperación en el corto plazo visto que pareciera la estrategia de los países OPEP apuntar a mantener su producción, ergo su cuota de mercado en el mediano plazo aún a expensas de los bajos precios.

De allí quizás la estrategia de “aguantar y esperar” que pareciera complicar las cosas para Venezuela y más aún para el establishment que en estos momentos no cuenta con la solidaridad de sus socios.

El gobierno está preocupado por las consecuencias que dicha disminución de ingresos puede provocar en la menguada popularidad del régimen lo que los debe obligar a diseñar una hoja de ruta de emergencia que minimice los efectos económicos. Alguna vez escribí que unos cambian por convicción y otros por necesidad. En este caso la necesidad, es más, la urgencia debe obligarlos a modificar el camino, lo que otros han hecho con mayor inteligencia, audacia y anticipación y que hoy día les está permitiendo recoger los frutos.

Si en la actualidad a los venezolanos nos falta “la plata, los alimentos, el agua y la energía…” no quiero imaginar lo que nos podrá faltar en el futuro cercano producto de la disminución en los ingresos petroleros.

Sin embargo la situación plantea 2 escenarios opuestos que debemos tener en cuenta: puede ser utilizada para continuar justificando la incapacidad del gobierno para resolver la aguda crisis económica que estamos atravesando o se convierte en la “excusa” frente a los más radicales partidarios del mismo para justificar los cambios estructurales que requiere el país.

Las oportunidades se pintan calvas por lo que el Presidente Maduro se encuentra, de nuevo, frente a una circunstancia coyuntural que lo podría ayudar a modificar la ruta de fracasos que nos ha colocado en la catastrófica situación actual y aprender la lección que en Bolivia aprendieron y que los venezolanos aspiramos que nuestro Presidente asimile a la brevedad.

 

@malarcia